Jessica Bueno y Kiko Rivera presumen de buena (y nueva) relación

Las peleas y tensiones quedan lejos entre estos ex con un hijo en común que han aprendido a llevarse bien por el menor

Jessica Bueno y Kiko Rivera presumen de buena (y nueva) relación

Cualquier cosa por Francisquito. Hasta darse la mano, fumar la pipa de la paz y empezar de cero. Kiko Rivera y Jessica Bueno, que antaño mantuvieron airadas disputas por la custodia de su hijo en común, que llegaron a salpicar a la pareja de ella, ahora son ejemplo de concordia.

El tiempo ha demostrado que, para un niño, no hay nada mejor que ver buen rollo entre sus padres aunque estos no mantengan ninguna relación. Fran, que vive con su madre tiene la enorme suerte de tener no solo una familia ¡sino dos! Y en las dos se le ama profundamente, y, entre ellas, en lugar de pelearse como hacían antes, ahora se dejan mensajitos buenrolleros en Instagram.

“El rey de nuestra casa. Te queremos mucho! No pude haber encontrado un mejor ejemplo a seguir para mis cachorros ♥️🐯🐯Feliz día del padre ♥️ #happyfatherday #felizdiadelpadre”, este mensaje acompañado de la foto de Jota jugando al fútbol con Fran y Jotita hace solo un par de años, habría desencadenado una guerra entre los frentes Rivera y Bueno. Kiko se cabreaba sobremanera cada vez que Peleteiro compartía una foto de su hijo, decía que le echaba de menos o tenía algún gesto público de aprecio. Esto no le gustaba. No quería que expusiera a su hijo, y reclamaba que cuando lanzase estos mensajes solo se dirigiera a su propio vástago, Jotita.

Ahora la realidad es bien diferente. Kiko no solo ve con buenos ojos estos gestos de aprecio, sino que hasta los aplaude de manera pública. Da like a la foto y expresa su agradicimiento al marido de su ex: “Preciosa foto. Me alegra ver a mi hijo tan feliz, gracias @kingjota23”.

Kiko ha comprendido que, igual que le provoca una alegría inmensa ver cuantísimo se preocupa por su hijo Irene y todo lo que le quiere, ver esos mismos por parte del marido de Jessica hacia su pequeño le alegran de igual modo el corazón, porque, al final, solo importa una cosa: el bienestar del niño.