Tras casi tres décadas de lucha, María Edite Santos no podía ser más feliz. “La justicia honra a mi madre. Mi mamá fue humillada, vapuleada y tratada de mentirosa. Comencé esto por ella, y por ella voy a ir hasta el final”, declaraba su hijo tras conocer la noticia de que el titular del juzgado número 13 de Valencia dictaminaba que él, Javier Sánchez Santos, es ante la justicia y a todos los efectos legales hijo biológico de Julio Iglesias. Hoy Javier y Edite son la nueva familia de Julio Iglesias.
Julio iglesias lo niega todo
Edite, la bailarina portuguesa con la que el cantante fue infiel a Isabel Preysler en 1975, gana así una guerra que empezó en 1990 –Javier tenía 13 años– al presentar una primera demanda de paternidad contra Julio Iglesias. “No es cierto que sea mi hijo. Yo a esta señora ni siquiera la conozco”, dijo entonces un Julio Iglesias afincado en Miami, donde separado ya de Isabel Preysler convivía con su actual esposa, Miranda Rijnsburger.
Intento de suicidio
Edite contaba por primera vez su historia. El verano de 1975 conoció a Julio Iglesias en la sala Las Vegas de Sant Feliu de Guíxols (Girona), donde él actuaba y ella bailaba en una compañía portuguesa. La pareja vivió diez noches de pasión en un chalet que el cantante había alquilado y no volvieron a verse nunca más. Un año después, ella le hizo saber a través de una compañera que había tenido un hijo suyo, pero Iglesias no quiso saber nada. La bailarina se casaba entonces con Rafael Sánchez, el cocinero valenciano que reconoció a Javier como su hijo –con él, Edite tuvo a su segundo hijo, Pichi– y que siempre apoyó a su hoy exmujer. Se divorciaron en 1994 y, en 1996, ella se casó con Roberto Adsuara, 17 años menor que ella. En 1982, Edite aparcó su carrera de bailarina y entró en el mundo del culturismo, donde llegó a ser campeona de España. Regentó en Valencia un gimnasio de culturismo y una empresa de karaoke, pero jamás aparcó su lucha por Javier. “Todo ser humano tiene derecho a saber cuáles son sus orígenes”, ha dicho siempre, asegurando que el dinero no ha sido jamás su motivación. En 1992, ante la negativa de Julio Iglesias a hacerse las pruebas de ADN, logró que la justicia le diera la razón a ella, pero un recurso al Tribunal Supremo sentenció, en 1999, a favor del cantante. Era una de las muchas batallas que Edite iba a perder. Su contrincante era demasiado poderoso. “No podía más. Casi me quito la vida. Terminé ingresada y en tratamiento psiquiátrico durante un año”, contó.
Acosado en el colegio
Javier, incansable y tenaz como su madre, tomó el relevo hace dos años e interpuso una nueva demanda en la que incluyó una prueba de ADN. Un detective la consiguió hace unos años en Miami gracias a un termo que Julio José Iglesias dejó descuidado. Javier es hijo de Julio Iglesias con un 99.99 % de fiabilidad. Las tres negativas del cantante a hacerse la prueba de paternidad y el “increíble” parecido físico de padre e hijo han llevado al juez a sentenciar esta vez a favor de Javier, quien tras un intento fallido de triunfar como cantante regenta hoy un negocio de nutrición deportiva en Valencia, donde vive con su mujer. Muy unido a su madre, alegre y extrovertido, supo siempre de sus orígenes. Algo que no le hizo la vida fácil. “Sufrí acoso en el colegio”, contó años después. Odiaba que le llamaran Julito y ser diana de burlas. Pero soñaba con que un día todo pasaría: “Quisiera ir a vivir a Miami. Es algo que siempre he soñado”, decía a los 17 años.
Un próspero futuro
Si la sentencia llega a ser firme –los abogados de Julio Iglesias ya han confirmado que recurrirán si hace falta hasta el Tribunal de Derechos Humanos Europeo–, Javier podrá vivir en Miami y hacer realidad muchos otros sueños. Como hijo legítimo, tiene los mismos derechos que el resto de sus ocho hermanos, Chábeli (48), Julio José (46), Enrique (44), Miguel Alejandro (21), Rodrigo (19), las gemelas Victoria y Cristina (18) y el pequeño de 12. Además de poder llevar el apellido Iglesias, Javier tiene derecho a su parte de la herencia, la legítima, que ascendería a unos 30 millones de euros.
La fortuna actual del cantante se estima alrededor de los 800 millones. Hace unos años Iglesias vendió sus propiedades en el resort de Punta Cana (República Dominicana), que creó junto a Óscar de la Renta e ingresó unos 250 millones de euros. Puso a la venta también su finca en Miami por 100 millones y su mansión en Ojén (Málaga), que estaría a nombre de su esposa, Miranda, por 145. En 2009, se construyó una espectacular casa en Punta del Este (Uruguay).
Por Lola Ortega