Ivonne Reyes prometió que cuando saliera de la casa de GH VIP iba a arrasar con todo, como una especie de huracán que destruye todo lo que se le pone por delante, pero, en el caso de la venezolana, con un objetivo fijado: Pepe Navarro.
La presentadora ha sido la última expulsada del concurso, justo en la gala que se supone más tierna, la de los familiares. Este día, todo debería ser buenas intenciones, lloros y depresiones por morriña. Además de recibir un vídeo de sus seres queridos, una de las personas más importantes para ella, su chico, Sergio Ayala, al que ha conocido en el reality, acudió a darle fuerzas y a recordarle lo mucho que la quería y que estaría fuera esperándola. No tuvo que esperar demasiado. Puesto que minutos más tarde, Jordi González anunciaba su expulsión.
Los dardos que Reyes ha lanzado en su estancia en GH VIP parecen haber estado a la altura de la desagradable sorpresa que se llevó cuando descubrió que se le había realizado una prueba de ADN a su hijo sin su consentimiento y a través de un investigador secreto. Este movimiento le dolió profundamente y a Dios puso por testigo, no que nunca volvería a pasar hambre, sino que haría lo humanamente necesario para demostrar que Pepe es el padre de Alejandro como siempre ha sostenido.
Y, mientras, la casa alcanzaba una de sus cotas más altas de tensión con la última ‘posesión’ de Aída Nízar. La coach emocional y polemista con experiencia se enteró, por boca de su madre, que Elettra le había hecho 'budú'. Es inexplicable cómo este conjuro se volvió, de pronto, en contra de Irma Soriano. La vallisoletana y la de Jaén no se tragan, y Nízar le dedicó una retahíla de improperios que debería revisar Amnistía Internacional. Que Soriano pida asilo político, porque la convivencia en Guadalix debe resultar imposible. “Eres una víbora”, “tienes una sonrisa diabólica”, “llevas el vestido de Satanás”… se le olvidaba a Nizar que soltando tales barbaridades la que parecía necesitar una buena dosis de agua bendita y un exorcista era ella.