Además de la reina de corazones, Isabel Preysler (72 años) es la reina de esta Navidad, pues no a todo el mundo le hacen un reality para que cuente como pasa estas fechas tan señaladas con su peculiar y enorme familia. En ‘Isabel Preysler: mi Navidad’, vamos a ver como es una cena familiar en ‘Villa meona’ y como es ella en las distancias cortas. Pudimos hacernos una idea hace poco más de un año cuando se estrenó ‘La Marquesa’ de Tamara Falcó, pero ahora Isabel es la protagonista. Y además en solitario, pues hace poco más de un año que se terminó su relación con el Nobel Mario Vargas Llosa y desde entonces no tiene pareja, algo insólito, pues en muy pocas ocasiones en su vida ha estado ‘soltera’. Hoy, la madre de Ana Boyer se sienta en 'El Hormiguero' para dar más detalles de su vida, pero antes analizados su fortuna.
Isabel Preysler parece feliz, o al menos así se ha mostrado en la presentación del docureality, en la que ha quedado claro que su mejor papel, en el que se siente más animada, es en el de abuela, “Tienen carta blanca para hacer lo que les da la gana. Entran a la habitación y me despiertan, vienen mientras desayuno a enseñarme sus juguetes...Me alegran el día". Pues afirma que si algo le pide al 2024 es seguir encontrándose tan bien como está para poder disfrutar de su familia y sobre todo de sus nietos, de los que dice que son lo más divertido del mundo entero.
Y es que, si la socialité ha aceptado este proyecto y mostrar parte de su realidad, seguramente tenga sus razones, pero quizá el dinero no es la principal, pues, aunque para ella es trabajo, lo cierto es que quién ha estado cerca de ella confirma que no necesita trabajar lo que le queda de vida para continuar viviendo como lo hace. Pero ¿Cuál es su patrimonio? Lecturas tiene todos los datos.
Empresas y viviendas
En cuanto al patrimonio es escaso pero valioso, Preysler solo tiene a su nombre la casa en la que reside, la ‘mansión’ ubicada en Puerta de Hierro a la que históricamente se le llama ‘villa meona’ por sus 13 cuartos de baño, la mayoría de ellos en suite, pues la vivienda también tiene 13 habitaciones, algo que no parece demasiado si tenemos en cuenta que tiene 2.000 metros cuadrados construidos y 5.045 de jardín. Y todo esto casi en el centro de Madrid, en una de las zonas más cotizadas, lo que hace que esta propiedad tenga un valor casi incalculable y al alcance de muy pocos.
Hasta hace poco menos de dos años también tenía en su haber dos sociedades. La primera de ellas era Jacaranda Cosmética SL, dedicada a “la compra, fabricación, almacenamiento, comercialización y mediación en la venta de cosméticos, productos químicos, biotecnológicos y de diagnóstico para uso humano y alimenticio, así como de toda clase de utensilios, complementos y accesorios para la industria química, farmacéutica y clínica”, se dio de alta en 2014 para comenzar en 2015 a comercializar una crema que se llama Mycream y que sigue a la venta en su web y en farmacias aunque en la actualidad la única administradora de esta sociedad es su hija Ana Boyer. La segunda es Tea Rose SL, dada de alta en el año 2000 y dedicada a “actividades relacionadas con la informática”, estuvo inactiva, pero en pie desde 2003 y desde hace dos años está liquidada por completo.
Y a esto hay que sumarle los contratos con grandes firmas que a lo largo de los años ha ido firmando Preysler, desde Porcelanosa, con quién mantiene una muy estable relación laboral hasta Pronovias o Ferrero Rocher. Está muy claro que ella siempre ha sabido con quién trabajar y con quién no, qué marcas tenían el suficiente nivel para asociar su rostro a ellas y para poder cobrar sumas de dinero con las que mantener su elitista estilo de vida.