Isabel Preysler desvela la edad a la que pensaba morir y cómo lleva realmente envejecer

Isabel Preysler, en su documental 'Mi Navidad', ha querido adentrarse en algunos aspectos clave de su vida

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Isabel Preysler
GTRES

“Es un horror envejecer”. Así comienza la reflexión que Isabel Preysler (72 años) dedica en su documental 'Mi Navidad' a uno de los aspectos clave en el devenir humano. La socialité, siempre en el punto de mira por su aspecto -algo que lleva con entereza-, no escurre el bulto ni deja cosas en el tintero. Con la elegancia y la dicción pausada que siempre han sido su marca de la casa, Preysler habla de hacerse mayor, de perder facultades e incluso de la edad a la que pensaba que iba a morirse. Eso sí, como ya la ha superado, ahora ha ido cambiando de idea.

“Envejecer es una lata”, asegura la madre de Tamara Falcó. “Pierdes facultades, pierdes agilidad, no solo física, también mental”. A Preysler no le importa morir -“eso lo comprendo”, asegura- pero cumplir años no lo ve tan normal. “Después tienes que depender de gente y eso es terrible, y la enfermedad... Todo eso viene con la vejez”. Un tema casi tabú, el envejecer, que Preysler aborda sin tapujos en su nueva incursión en la pantalla. La socialité ha querido abrir su casa en una época tan especial como la Navidad para desnudarse también por dentro.

Isabel Preysler reflexiona sobre la vejez

“He sido una privilegiada”, confiesa. “He vivido mucho, no puedo decir que he pasado sin pena ni gloria, he disfrutado y no me importaría morirme a los 70”. Isabel Preysler confiesa en su documental que, llegado un momento, le aseguró a su maquilladora que quería morirse a los 70, que había vivido ya una buena vida y no se podía quejar. “Ahora me río porque los he pasado. Ahora envejecemos más tarde”. Para Preysler no es una línea roja hablar de su edad, de su vitalidad y de cómo se siente. Lejos de poner barreras, la madre de Ana Boyer habla alto y claro.

Isabel Preysler ha llegado a los 72 en plena forma. Ya recuperada de su mediática ruptura con Mario Vargas Llosa y feliz de ver a su hija Tamara más tranquila y feliz junto a Íñigo Onieva después de los muchos disgustos, la socialité ha querido emprender este nuevo proyecto siguiendo los pasos de su hija. Si primero fue Tamara quien protagonizó su propio reality, ahora es su madre. Eso sí, Preysler ha elegido una época muy señalada y familiar para ponerse ante las cámaras. Aunque todo se grabase en plena primavera...

La tranquila vida actual de Isabel Preysler

Siempre con eventos y compromisos en la agenda, parece que Isabel Preysler está más relajada que nunca. Lejos queda ese momento de ruptura sentimental en el que la socialité se vio en boca de todos. Su historia con el Premio Nobel terminaba y saltaba a la prensa. Vargas Llosa regresaba al lado de la que fue su mujer, Patricia Llosa, y se despachaba contra Preysler en sus trabajos literarios. Un duelo amoroso que coincidía con el que vivía su hija Tamara tras el escándalo de Onieva. Madre e hija unidas por el desamor.

Ahora, pese a que se le han ido adjudicando supuestos romances, Preysler vive una realidad tranquila. Centrada en sus hijos y nietos, la socialité viajará como cada año a Miami para estar con su familia durante las vacaciones navideñas. Una tradición que instauró tras el fallecimiento de Miguel Boyer y que continúa a día de hoy. Así puede reencontrarse con los hijos de Chábeli y Enrique Iglesias, a los que, claro, ve menos de lo que le gustaría.

Su hija Tamara, eso sí, este año ya se integra en la familia Onieva. La marcha de su madre hace que la hija de Isabel Preysler pase las fiestas con sus suegros y cuñados. Tras la boda, los Onieva y los Falcó Preysler han hecho piña y ya son casi inseparables. Quién se lo hubiese dicho cuando Íñigo protagonizaba el escándalo del momento. Nada que no cure el tiempo.