Isabel Pantoja está deseando que "esta pesadilla pase". La tonadillera ha roto su silencio en una conversación telefónica con Jorge Javier Vázquez, que la ha llamado en directo para preocuparse por ella. Se encuentra confinada en Cantora junto a su madre, que lleva años muy delicada de salud. Por si no fuera suficiente preocupación que doña Ana pertenezca a un grupo de altísimo riesgo frente al coronavirus, no tiene a sus hijos y nietos a su lado para hacer la situación más llevadera.
Porque a la Pantoja le ha quitado toda la energía el "bucle de malas noticias" que escucha desde que se levanta hasta que se acuesta. Con un tono de voz bajo, sin la habitual fortaleza con la que lleva desafiando los sinsabores de la vida, Isabel echa de menos "los abrazos y los besos" de los suyos. "Estoy muy asustada", le confesaba al presentador de 'Sálvame'. Y es que, aunque sus hijos estén en sus casas, sanos y a salvo, está esa intranquilidad de madre siempre latente. "Yo estoy mal, muy mal, preocupada y solo quiero que esto acabe", afirmaba superada por la situación.
Isabel Pantoja, de la que tantas se ha dicho que pasó de una prisión a otra, en su finca de Cantora, se le viene el mundo encima en este encierro que ve necesario, pero en el que tanto cambia las emociones el terrible escenario que ha dibujado la pandemia global de la COVID-19. "A mí, estar en mi casa, me gusta, y si todo esto es para bien, no me importa, pero me cuesta mucho más trabajo porque te sientes impotente. No puedes ver a tus seres queridos, solamente por teléfono. No los puedes besar o abrazar ", cuenta con sentimiento de derrota.
La tonadillera lleva confinada desde el pasado 7 de marzo, cuando acabó la grabación de 'Idol Kids', y ha hablado con tristeza de las pérdidas que se ha cobrado la infección entre personas que aprecia: "Estoy sintiendo muchísimo no poder dar el pésame a mi gente que ha perdido ya a algún ser querido, solo he podido hablar por teléfono, y lo estoy sintiendo muchísimo". Un sentir que, en el fondo, es el de cada persona encerrada en su casa con personas padeciendo de cerca los estragos del coronavirus.
Sí, se encuentra encerrada en Cantora, pero más en contacto con los suyos que nunca. El teléfono le echa humo, y es que está recibiendo y disfrutando del cariño en la distancia a través de las videollamadas, las grandes salvadoras contra el aislamiento. "Se me acaba la batería, porque desde que me levanto estoy hablando con mi gente, mis amigos y lo tengo todo el día cargando", desvela un poco más animada.
Isabel Pantoja ha querido agradecer el trabajo de los sanitarios, fuerzas de seguridad y demás personas con trabajos esenciales, y ha hecho un llamamiento a "mantener la calma" y seguir las indicaciones de las autoridades. Antes de despedirse de Jorge Javier, ha bromeado sobre la decisión de su sobrina Anabel Pantoja de cancelar su boda, y ha arrancando las carcajadas de todos al soltar: "Yo ya se lo dije que no se iba a casar. Vaya guasa".