Isabel Gemio cumple uno de los deseos de su hijo Gustavo, que padece una enfermedad rara, y hace una importante reflexión

Isabel Gemio ha ayudado a su hijo a cumplir uno de sus sueños y ha compartido también una importante reflexión

Adrián López
Adrián López

Redactor digital de Lecturas

Isabel Gemio y su hijo Gustavo

Isabel Gemio (62 años), que siempre ha sido una abanderada de la lucha contra la enfermedad degenerativa que padece su hijo Gustavo (26 años), ha cumplido uno de sus deseos acompañándolo a los premios Latin Grammy de Sevilla. "Es fanático de la música latina. Una noche que no olvidará. Y yo tampoco", escribe la mítica presentadora en sus redes sociales, donde además ha colgado varias fotografías en las que posan junto a David Bisbal u Omar Montes. Tras una noche llena de emociones detrás del show, la periodista ha hecho una importante reflexión después de un paseo por la ciudad: "Primero, gracias por vuestros cariñosos mensajes hacia mi hijo Gustavo. Sois muy amables. Y sí, soy muy afortunada de tenerlo en mi vida. Y de poder regalarle una noche viendo a algunos de sus artistas preferidos", comienza diciendo en su post de Instagram, donde deja claro que es consciente de que muchas personas no se pueden permitir viajes como este ni otras muchas cosas.

David Bisbal, Isabel Gemio y Gustavo

Gustavo, muy feliz de haber podido conocer a alguno de sus artistas favoritos. 

Instagram @Isabelgemio_oficial

 

Isabel explica en su reflexión que "las familias con una persona dependiente deben afrontar unos gastos extra que pocas pueden permitirse". "De ahí, la necesidad de mejorar las prestaciones sociales a estas familias: asistente, cuidadores, ayudas económicas, facilitar la movilidad, etc. Dependen de cada comunidad autónoma, pero son absolutamente insuficientes. La vida de estas familias es mucho más cara que la de cualquiera cualquiera. Incluso dos sueldos, no llegan. Pero a menudo, la madre renuncia a su trabajo por cuidar del hijo", expresa. Pero además Gemio confiesa que salir de casa de convierte en toda una odisea para todos aquellos que padecen algún tipo de problemas de movilidad. 

"El mundo no es muy accesible para quien se mueve en sillas de ruedas. Los aviones, muchas estaciones y trenes, hoteles, edificios, calles y aceras, son a menudo lugares inaccesibles o muy hostiles para estas personas. Llega un momento que prefieren no viajar ni moverse. Dormir en un hotel sin sus camas adaptadas, por ejemplo, no es fácil. Hay restaurantes que no son accesibles o si lo son no tienen un baño adaptado. La lista es infinita. Y las dificultades, también. Por ello, se ocupan menos de exigir y denunciar tantas injusticias. Y, de eso abusan los políticos y los servicios sociales", protesta. Pero además, la comunicadora se lamenta porque estos días no ha escuchado a nadie de la clase política hablar de discapacidad, ayudas a la dependencia, mejoras, listas de espera,  ciencia o investigación. "¿ A quién le importa? Soy afortunada, lo sé, y doy gracias a la vida por poder darle a mi hijo lo que necesita y más. Pero, también so yuna ciudadana muy consciente de las desigualdades sociales de las que poco se habla. Un abrazo, especialmente a quienes cuidáis con amor y entrega a vuestros familiares enfermos. Mucha fuerza", concluye. 

Isabel Gemio se sincera en Lecturas

Isabel Gemio concedió a Lecturas su entrevista más desgarradora en 2018, cuando habló de libro, ‘Mi hijo, mi maestro’, un relato estremecedor sobre los graves estragos que provoca la distrofia muscular de Duchenne, la enfermedad degenerativa que padece Gustavo. La periodista desnudó su alma en estas páginas como nunca antes lo había hecho. "Fue terrible que mi hijo ya no pudiera abrazarme", expresó. Ante semejante desgracia, las esperanzas se concentran en la investigación, única salida para detener este cruel mal, considerado todavía como incurable por la ciencia médica. Este es el motivo que lleva a Isabel a luchar de forma incansable por conseguir fondos para la fundación que lleva su nombre, y a la que van destinadas las ganancias obtenidas con el libro.

"Este libro ha sido una catarsis, una terapia. Mi hijo tiene disfrofia muscular de Duchenne, la más grave. He querido contar cómo es esta enfermedad genética y degenerativa, así como denunciar lo urgente que es la investigación. No quería que fuera dramático porque merece la pena luchar. Mi hijo es mi fuerza. Ahora bien, tampoco quería edulcorar la realidad. He sufrido mucho escribiéndolo, lo he llorado todo, pero también he sido feliz", explicó.