Los supervivientes ya están en España. Se acabó Honduras, se acabó la palapa y se acabó la arena de la playa repleta de cangrejos. Después de soltar unas cuantas lágrimas al despedirse de Playa Uva y jurarse amistad eterna, los concursantes recogieron sus pocas pertenencias y disfrutaron de su primera comida decente en los últimos meses. ¡Pollo! No a la Pantoja, pero bueno, casi. Brindaron con champagne, devoraron todo lo que tenían en la mesa y cogieron el primer vuelo a España. Incomprensiblemente, pese a aterrizar en plena ola de calor, Rubén y Christopher se pusieron unas mangas largas de esas de 'por si refresca', mientras Nacho, mucho más listo, continuó con su camiseta de tirantes. En tierra les esperaba una cabaña habilitada para que pasaran los últimos días de concurso, con su palapa ibérica y su terreno para disputar las pruebas. Comer, no sabemos qué comieron, ya que no podían pescar, pero seguro que, después de tanta supervivencia, cazaron algunos insectos y se hicieron una paella. ¡Menudos son!
La noche se presentaba emocionante. Mientras Nacho Vidal e Isa Pantoja tenían que someterse, por última vez, a la expulsión del público, los tres finalistas, Rubén, Christopher y Rafi respiraban tranquilos sabiendo que el premio estaba al alcance de sus manos -o eso pensaban ellos-. Pero, por delante, todavía nos quedaba la llegada de Fortu -y el baile heavy de su madre, que merece un spin-off ya mismo-, la aparición de los familiares, los nervios de Anabel Pantoja, la despedida de Raquel Sánchez Silva del debate de los domingos -no se asusten, todavía queda un Debate final la próxima semana-, las nominaciones finales y nuestro momento favorito de todo reality de supervivencia: los quilos perdido por los concursantes. ¿No sienten una envidia intrínseca cuando ven que, además de ganar un dinerito, vuelven morenos, delgados y con mejor pelo? Si es que hay que apuntarse a 'Supervivientes'...
Treinta quilos se ha quitado de encima Rafi Camino. ¡Treinta quilos! Si hasta Chabelita pesa más. El extorero casi no se reconoció delante del espejo. Entre la barba de náufrago, el pelo rizado y rubio -sí, rubio, no pregunten- y los quilos de menos, parece otra persona. Rafi corrió a la habitación del hotel, donde encontró una maleta con su ropa, a saber: unos calzoncillos verdes, una maquinita para quitar los pelos de más y unas maquinillas de afeitar desechables. ¿Pero dónde pensaba que iba Rafi? ¡Con eso no adelantas nada! Menos mal que apareció su madre para ponerle en su sitio. Como si no hubiese pasado ni un día en los últimos treinta años, Maria Ángeles Sanz se abrazó a su hijo, alabó su delgadez y habló con una educación y corrección a la que ya no estamos acostumbrados en televisión. Ahora, ¿cuánto aguantará Rafi tan delgado? A ver si, una vez en casa, vuelve al chorizo, a las tapitas y a la cervecita y se acaba la dieta de 'Supervivientes'. Rafi, atención.
La que no va a tener que esforzarse mucho va a ser Isa Pantoja. Después de ochenta días en una isla, comiendo arroz, pescado hervido y coco, Chabelita ha perdido... ¡100 gramos! Si es que ha comido más en el concurso que en su casa -¿será que se lo come todo Kiko Rivera?-. Isa pensaba que había perdido algo más y que todo era una broma de Jorge Javier, pero nada de eso. Va a poder continuar utilizando la misma ropa. Eso sí, debe estar deseando pasar por la peluquería para arreglarse las cejas y la raíz de su larguísima melena. Menos suerte, en cuanto a estilismos, ha tenido Nacho Vidal. Con once quilos menos, el actor porno va a tener que renovar el vestuario ya mismo. No es un gran drama, viendo las cosas que llevaba en la maleta -¡qué alguien le compre ropa!-. Lástima que uno de los dos ya no iba a continuar en el concurso.
La audiencia, de forma sorpresiva, decidió que Nacho fuese el cuarto finalista, junto a Rubén, Christopher y Rafi, y que la única mujer superviviente se marchara con viento fresco. Isa Pantoja, la silenciosa, la tímida, se quedó a las puertas de la final en una de las votaciones más reñidas. ¡Si es que los dos se lo merecían! En cuestión de actividad física, Nacho no ha tenido rival. Ha hecho fuego sin cerillas, ha pescado, ha discutido como el que más y se ha reconciliado con todos, pero Isa había conseguido despertar de su letargo en cuanto se fue Suhaila. La hemos visto más participativa en las últimas semanas que en los primeros dos meses. Demasiado tarde para convencer a la audiencia. Y eso que los #pantojers son muchos y votan como locos. Ni así pudieron colarla en la final. Una lástima. O no tanto.
Fuera de la palapa ibérica la esperaba Dulce, la niñera capaz de dar más besos ruidosos por segundos -pobre chica, que no podía ni hablar de tantos besos-, pero eso no era nada comparado con lo que le esperaba -y a nosotros- en plató. Isa salió con muchas ganas de hablar, muchas, muchas, y no dejó títere con cabeza. Aseguró no entender por qué su madre no la había llamado estando en Cantora durante una de las galas y le echó la culpa a su tío Agustín antes de pensar que había sido su madre la que no quería hablar con ella -con su hermano lo hizo y no entendía por qué no había repetido ahora-. Tampoco entendió que su hermano Kiko no hubiese ido a recibirla o que no la hubiese llamado durante el concurso. O bueno, sí lo entendió. Chabelita dejó caer que con la boda y el embarazo, toda aparición de su hermano vale un dinero y que gratis tampoco iba a ir -contó que Kiko le había dicho que iría hasta Honduras a verla, pero al final, ni a Mediaset se acercó-. ¡Menuda familia!
Tampoco se esperaba la concursante que su prima Anabel, defensora en plató, se hubiese sentado en el 'Deluxe' en dos ocasiones para hablar de ella y no dejarla precisamente bien. La única de su familia que ha estado a la altura, según Isa, ha sido Dulce. La niñera, a la que considera su segunda madre, ha sido la única que se ha atrevido a dar la cara por ella y defenderla de su propia familia, que ya tiene guasa -“está muy feo”, aseguró Chabelita-. Y si le faltaba algo, su novio Alejandro tampoco fue a recibirla a plató. Puede que sea por el acercamiento que ha tenido con Christopher, pero Chabelita lo tuvo claro, si tiene dos dedos de frente verá que no ha sido nada y ella, en el fondo, confiaba en que la esperara fuera de las cámaras. No la ha llamado su madre, su hermano no ha ido a verla, su novio no se ha dignado a recibirla y su prima se ha ganado un buen dinero dejándola no precisamente bien. Isa, en serio, cambia de familia ya. Esto no puede ser.
Los cuatro finalistas, a tres días de acabar el concurso, todavía tuvieron que someterse a una prueba de recompensa. ¿Pero era necesario? Entendemos que hay que llenar unas cuantas horas de programa, pero pobres, ya se lo han ganado todo. Que les den unos bocadillitos, unas tortillas de patata, unos calamares y seguro que se quedan tranquilos y satisfechos. La prueba, además, incluía rebozarse en barro, tirarse por unos toboganes, lanzar cocos y pringarse hasta las cejas. Normal que lo hicieran todo sin ganas y casi no consiguieran ninguna de las recompensas, que, por otra parte, no eran nada del otro mundo. Un bodegón de fruta, unos masajes, una cámara de fotos, ¿un libro? Sí, un libro. A Christopher, concretamente. ¿Será de Vargas Llosa? ¿Habrá aprendido ya Lola quién es Vargas Llosa? Más que el regalo, lo que le hizo ilusión al concursante fue la visita de su hermano Rafa. Los dos se lanzaron al barro henchidos de amor fraternal. Luego dirán que la televisión no enseña valores bonitos.
Fortu entró en el plató de Supervivientes muy emocionado. El penúltimo expulsado aseguró que no sentía tristeza por no haber llegado a la final y asumió su paso por el concurso, a veces muy polémico, con deportividad. Si ni siquiera Suhaila pudo decirle nada. La concursante más guerrera alabó el paso de Fortu por la isla y Lola, azote del cantante y supuesta destinataria de su proposición de montaje, le pidió perdón en directo después de habérselo pedido a su familia. El amor se ha instalado en el plató y de ahí no lo mueve nadie. Yoli, la novia de Fortu -y a la que no para de decir que la va a poner a cuatro patas, pobre chica-, acudió con unas tijeras para cortarle la barba y menos mal que no quiso presumir de dotes de peluquera, porque podríamos haber terminado todos en urgencias. Qué fácil parece cuando lo hacen los profesionales y qué poca idea tenía Yoli de afeitar a un hombre.
A las dos de la madrugada, todavía nos quedaba una prueba de líder -sí, la final del concurso es el domingo, pero parece que necesitan tener un líder para dos días- y nominaciones, la cosa más absurda del mundo. Por un momento temimos que el programa empalmara directamente con las noticias de las seis de la mañana. Nacho Vidal fue el más rápido en la prueba y ganó el collar de líder y la inmunidad para llegar directamente a la gran final del domingo, mientras que los otros tres tuvieron que someterse a las nominaciones y al televoto, un clásico del concurso, para elegir a los finalistas definitivos -los de antes parecía que lo eran pero, al final, no...-. El grupo nominó a Rafi, mientras que Nacho, como líder, nominó a Rubén echándolo a suertes. Uno de los dos será expulsado el domingo y no entrará en la batalla final, donde ya se encuentran Christopher y Nacho Vidal. Esto se acaba, amigos y amigas. Pero aquí estaremos para contárselo todo. ¡Por 'Supervivientes'!