Kiko Rivera ha vivido esta semana un episodio de lo más polémico. El hijo de Isabel Pantoja estaba muy feliz por estrenarse como comentarista en un programa deportivo de Canal Sur Radio. Pero su nuevo trabajo le ha durado poco. El día de su estreno las redes sociales se llenaron de críticas por el fichaje del DJ por parte de la emisora andaluza. Casi nadie entendía que contaran con él en el programa y aunque al principio Kiko se lo tomó a broma, rápidamente tomó la decisión de renunciar a su nuevo proyecto. “He tomado una decisión. Mi vida es mucho más bonita que todo esto. No tengo que aguantar esto. Renuncio a mi salario y a volver a ir a comentar un partido”, escribió para informar de que no pensaba volver a la radio. Pero no ha sido el único que se ha llevado un disgusto ante esta situación. Su mujer Irene Rosales lo ha pasado mal al ver todos los comentarios que se han hecho sobre su marido y al tener que ver cómo Kiko ha renunciado al sueldo que iba a entrar en su casa.
Irene, que normalmente se mantiene al margen y logra mantener la calmaen los instantes más polémicos, esta vez no ha podido aguantar y ha sacado las garras por su marido. Lo ha hecho en su cuenta de Twitter, donde ha escrito un mensaje de lo más contundente en el que le ha demostrado su apoyo a Kiko y con el que se ha mostrado muy afectada por lo sucedido. “¿Existe gente con empatía? Nos estamos volviendo crueles…”, es la primera valoración que la colaboradora de ‘Viva la vida’ ha hecho sobre lo ocurrido. Después ha ido más allá y ha expresado que a ella “jamás se me ocurriría jugar con el pan de otra persona”. Unas palabras con las que deja claro que piensa que hay mucha gente que se ha sobrepasado con Kiko, provocando según ella que se quede sin trabajo.
“Por cierto, no se puede nunca hablar muy alto, la vida da muchas vueltas”, ha sido la advertencia que no ha dudado en lanzar en las redes sociales, haciendo una llamada a que quienes critican se replanteen hacerlo antes de poner según qué comentarios. Si algo ha sentido con todo esto es “rabia e impotencia”. A ella le hubiera gustado que la gente se alegrara por el bien de Kiko, por su nuevo proyecto y que esta historia no hubiera tenido que acabar de esta forma tan rápida y polémica.