Kiko Rivera sufrió un ictusen la madrugada de anoche y esta mañana era su mujer, Irene Rosales, la encargada de desvelar a los medios cómo se encontraba. “Está bien. Todo ha sido un susto. Estoy tranquila porque sé que va a salir bien”.
“Él no puede estar con el teléfono, pero todo el mundo está informado y avisado”, contaba Irene Rosales, para informar que está siendo ella el vínculo de Kiko Rivera con el exterior y que, por tanto, ella ha tenido al tanto a familiares y amigos. La madre de dos niñas está tratando de mantener la calma para así tranquilizar a todos, puesto que será ella y solo ella, quien visite al paciente; excluyendo así cualquier tipo de encuentro que pueda alterar al DJ. "Ahora tiene que estar tranquilo".
Nuevo revés que la vida le pone delante a Irene Rosales, curtida en los peores disgustos: su marido, Kiko Rivera, ha sufrido un ictus. Tal y como esta misma mañana informaba la revista Lecturas, el DJ ha sufrido unaccidente cerebrovascular de madrugada, cuando fue ingresado en el centro hospitalario Virgen del Rocío.
“Las siguientes 24 horas son decisivas”, dejaban caer desde las redes sociales de ‘Fiesta’ al hablar del ingreso hospitalario de Kiko Rivera. Y lo cierto es que cuando un accidente cerebrovascular como este sucede, este margen de tiempo es clave para comprender el alcance del mismo. Comprobar cómo se recupera el paciente y qué partes han sido afectadas. A su lado, su incondicional, la que siempre está: Irene Rosales, que una vez más vuelve a tener que ponerse en el rol de cuidadora; ese al que tan ligada ha estado desde que apenas era una adolescente.
Desde niña, Irene Rosales ha estado ligada al dolor
El primer gran varapalo de la vida de esta madre de dos niñas vino con el accidente laboral que vivió su padre y tras el que nada volvió a ser igual. El progenitor de los Rosales Vázquez sufrió una caída de un andamio, y desarrolló un tumor cerebral con el que vivió diecisiete años. “Él no es consciente al cien por cien de lo que pasa”, explicó la propia Irene Rosales en ‘GH Dúo’, donde hizo partícipe a toda la audiencia de la complicada situación familiar que tenía en casa desde que era pequeña. “No se puede valer por sí mismo al cien por cien, pero está con nosotros”. La sevillana había aprendido a vivir conformándose, agarrándose a esos destellitos de luz que le brindaba la vida y dando las gracias por ellos. Eso la hizo fuerte, le enseñó lo mucho que puede cambiar tu realidad de un día para otro y que no hay nada seguro.
Y cuando pensaba que ya lo tenía todo aprendido; llegó el mazazo peor de todos: a su madre le detectaban un cáncer con metástasis y fallecía a los pocos meses del diagnóstico. Empezaba entonces el gran viacrucis de Irene Rosales. Se iba su confesora, la mujer de la que lo aprendió todo y a la que, sin pretenderlo, se está pareciendo. “Es una mujer que ha estado cuidando a todo el mundo, pendiente de todos y priorizando el bienestar de los demás por encima del suyo”. Así hablaba de ella en ‘Viva la vida’, sin saber que solo dos años más tarde iba a estar en una posición muy parecida. Siempre cuidando, siempre sosteniendo.
El reflejo de su madre
Cuando Mayte Vázquez falleció, sus hijos se hicieron cargo del cuidado de su padre. Entre todos los hermanos se repartieron las tareas de asistencia, y fue entonces cuando Irene Rosales volvió a demostrar la pasta de la que estaba hecha. Podía encargarse de su progenitor, sus hijas y de velar por Kiko, con quien vivió un verdadero calvario ayudándole a salir de las drogas, algo que hizo sin el apoyo de su suegra y madre del DJ. Desafortunadamente, la muerte volvió a cruzarse en su vida. La ex colaboradora televisiva se despedía de su padre a finales de 2020.
Sabiendo esto, resulta de lo más paradójico que hace solo unas horas, poco antes de que Kiko Rivera ingresase en la unidad del ictus del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla, Irene Rosales compartiera en storis la siguiente frase: “Cuídate para poder cuidar. Quiérete para poder querer”. Un mantra que desde ya se tiene que estar aplicando.