'Supervivientes 2023' ha llegado a su fin. Los concursantes ya están en sus casas y solo les queda hacer frente a una última cita con el debate. Algunos están aún sumergidos en una enorme resaca emocional (y puede que de algo más, ya que la fiesta se la dieron). Otros, están disfrutando de su regreso a la normalidad, a sus hogares. Cada uno enfrenta esta vuelta a la realidad a su manera, pero lo cierto es que 'Supervivientes' es el reality más extremo de la parrilla televisiva y lo es por algo. Han pasado frío, calor, hambre, sueño... En Cayos Cochinos han tenido que hacer frente a todo tipo de situaciones y eso tiene sus consecuencias.
Los finalistas y el equipo de 'Supervivientes' han estado sumergidos en el concurso durante cuatro meses. En ese tiempo, han visto como Patricia Donoso (41 años) seguía los pasos de Oriana (quien se ha 'escapado' de Honduras hasta en dos ocasiones). Hacer frente a la supervivencia no es fácil ni física ni psicológicamente, y eso que están vigilados y asesorados por un equipo médico. El mismo que decidió que tanto Gema Aldón como Manuel Cortés debían abadonar el concurso.
Gema Aldón y Manuel Cortés abandonan por problemas de salud
Gema Aldón llegó a Honduras con la intención de seguir los pasos de su madre. Quería convertirse en toda una superviviente y tenía las destrezas para conseguirlo. Sin embargo, durante una de las pruebas de líder se hizo daño. En un primer instante rechazó la ayuda médica, pero el dolor persistía. Finalmente, aceptó someterse a una resonancia para ver qué es lo que tiene. Fue ahí cuando el equipo médico se dio cuenta de que Gema tenía que ser atentida fuera del concurso: "Gema, recoge tu saco y despídete de tus compañeros. Tienes que abandonar la playa".
La decisión fue difícil de asumir. Se mostró visiblemente emocionada, pero entendía que la salud era lo primero. 'Supervivientes 2023' dejó que hablara con su madre, quien le insistía una y otra vez en que ella ya era toda una superviviente.
Algo más difícil de gestionar fue la de Manuel Cortés (28 años). El hijo de Raquel Bollo se quedó a las puertas de la final. Sufría una acumulación de heces en la zona del colon lo que le provocaba fuertes dolores estomacales. Esto no solo imposibilitó su estancia en los Cayos Cochinos, también provocó que fuera hospitalizado al llegar a España.
"Bien, bien, estoy mejor, Carlos. Me emociono mucho al ver los vídeos y escucharos hablar, pero ya me he propuesto no llorar más", dijo en su primera gala lejos de Honduras. Conectó desde la habitación del hospital. "Y como tú dices, con alegría. Me ha tocado. Por mucho que no sé si a la gente le gustará o no pero me parece que es muy injusto lo que me está tocando vivir". Por suerte, el cantante se recuperó rápido y pudo seguir el concurso desde el plató de Telecinco.
Problemas de sueño y para gestionar la comida
"Reventada, pero feliz". Hacer frente a 'Supervivientes' no es fácil y lo dice Alma Bollo (23 años), quien asegura estar aún en una vorágine emocional. Todavía tiene la mente puesta en el concurso, pero sabe que tiene que volver a una realidad que gira en torno a su hija y su familia. “He intentado dormir, pero ha sido imposible”, reconocía a sus más de 200.000 seguidores.
La dificultad a la hora de conciliar el sueño es una de las más habituales entre los concursantes de ‘Supervivientes’. Tantas semanas durmiendo al aire libre y sobre la arena, hacen que tumbarse en una cama resulta, digamos, raro. No es la primero ni la segunda que asegura tener que dormir en el suelo para poder conciliar el sueño. Alba Carrillo, Omar Montés u Olga Moreno saben de lo que habla la hija de Raquel Bollo. Incluso Adara expuso que los finalistas habían dormido en el suelo en sus últimos días de convivencia pese a tener acceso a camas.
La propia organización de 'Supervivientes 2023' lo ha repetido, y sigue haciéndolo. Hay una serie de pautas que los concursantes deben de hacer al regresar a casa. Empezando por la comida. "No te vayas a pegar un atracón", apuntó Carlos Sobera tras la salida de uno de los supervivientes. Lo decía no por la falta de ganas, sino porque el estómago de los concursantes ya se ha acostumbrado a un tipo de ingesta que poco o nada tiene que ver con la dieta que tenía en España.
Descontrol en el peso y la dieta
Adara Molinero o Raquel Arias son dos ejemplos de las consecuencias que puede tener el cambio de dieta. Carlos Sobera desveló en la final que Adara había perdido tres kilos, aunque había llegado a perder seis. Eso se debe, en parte y según el presentador, al atracón de la mesa de las tentaciones. Raquel ha sufrido un efecto rebote. Ella lo lleva sin problema y no ha tenido ningún inconveniente a la hora de responder a aquellos que le han criticado por esta razón en los últimos días. "Siempre he sido defensora de las curvitas en las mujeres. ¡Arriba las curvas!", dijo Arias, quien reconoció que querría perder "un kilo o dos".
Otra realidad que tiene que ver con la comida es la ansiedad que muchos de ellos sufren cuando se trata de comida. Raquel Arias confesó estar sufriéndola. De esto ya habló el extronista Albert Álvarez: "Me guardaba comida en el bolsillo. A veces, aún tengo la necesidad de terminarme todo lo que tengo en el plato".
De lo que no todas hablan (y que sí que contó Raquel Arias) es que las concursantes sufren desajustes en su menstruación durante el reality. "La perdemos [la regla] y a día de hoy sigo sin ella. Por eso estoy más hinchada. Mi cuerpo está alimentándose ahora y mis hormonas están revolucionadas para conseguir que la regla me baje y vuelva a regularse", contó a sus seguidoras.
Cuatro meses sin información e incomunicados
Bosco Martínez-Bordiú, Adara Molinero (30 años), Jonan Wiergo (25 años) y Asraf Beno (27 años) tienen mucho que asimilar. No lo decimos solo por los 200.000 euros que el sobrino de Pocholo ha ganado. Los cuatro finalistas, al igual que sus compañeros de concurso, llevan meses incomunicados. Durante todo este tiempo no solo no han tenido noticias de sus seres queridos, tampoco han sabido qué ocurre a su alrededor. Ahora, cuando aún prefieren dormir en el suelo a un colchón, tienen que hacer frente a una avalancha de información para ponerse 'al día' de todo lo que ha ocurrido.
Han perdido esa calma de la que ha disfrutado en los Cayos Cochinos. Estos días vuelven a escuchar el ruido y la multitud de la ciudad, algo que no siempre es fácil de gestionar. "Ver la estación llena de gente sigue siendo un shock", confesaba Manuel Cortés a sus seguidores hace apenas unos días. Se lo contaba junto a una imagen de la Estación de AVE de Atocha. A esto hay que sumarle costumbres que tenían en Honduras que no encajan en la idea que en España tenemos de civismo.
"Tengo secuelas, como por ejemplo voy por la calle y me entra el puntazo y me apetece tumbarme en el suelo. Es un problema porque esto no es Supervivientes y no puedo tirarme en el suelo. Yo les dije a mis amigas que lo quería hacer y me tumbé en medio del paseo marítimo cinco minutos. Mi cuerpo lo necesitaba", explicó Melyssa Pinto en una entrevista con Lecturas.
Kiko Matamoros confesó una consecuencia de lo más escatológica. "En el concurso meas donde sea, y algunos hasta hacen aguas mayores. El otro día me levanté de la cama por la noche y me puse a mear en la alfombra. Fue Marta la que me dijo, ¿qué haces? y entonces me di cuenta de que estaba en mi casa", explicó Kiko Matamoros en el plató de 'Supervivientes'. Algo parecido le pasó a Melyssa, quien confesó que durante un tiempo vio normal "bajarse los pantalones y hacer pis".