Desde que se le fue diagnosticado el cáncer de mama hace apenas unos meses, Inés Sainz ha pasado por un sinfín de emociones, pero si algo ha sorprendido es con el humor con el que ha atacado la enfermedad, un tumor inesperado al que incluso le ha puesto nombre: "agustín".En este momento, la maniquí, que anunció que no necesitaba quimioterapia con una enorme felicidad, se encuentra en medio del ciclo de radioterapia y ha hablado de los cambios queestá empezando a sufrir por el fuerte tratamiento.
"Mitad de ciclo. ¡Solo nos quedan 10!", escribía junto a una imagen desde el hospital con el clásico pijama quirúrgico y con gesto de fortaleza. Una instantánea donde aprovechó para contar con toque de humor los síntomas que está empezando a tener: "Ya tengo la lola carbonizada camino de una radiodermitis galopante, mientras la otra le mira asustada en plan, 'a mi que me dejen tranquilita como estoy'".
Además de la alteración física, Inés también ha notado como el cansancio y la "fatiga" se ha apoderado de ella, una sensación que se hace menor gracias a las sesiones de deporte: "Entrenar ayuda bastante y la buena siesta de después, ni os cuento", bromeaba con una enorme sonrisa.
Día a día, la modelo vasca comparte a través de su perfil en redes sociales como es su rutina, una vida "normal" en la que no faltan las sesiones de ejercicio, reuniones con amigos y buenos recuerdos. Pero si algo ha aprendido Inés de esta situación es la importancia de la prevención en este tipo de enfermedades, una labor que está intentado inculcar a la sociedad a diario.