Inés Ballester relata su pesadilla: "El coronavirus es peor que el cáncer"

Aún convaleciente, Inés afirma que todavía no está al cien por cien. Cuando se recupere, volverá a ponerse al frente de 'Está pasando' (Telemadrid), espacio que tuvo que abandonar cuando cayó enferma. "Los pulmones no están del todo bien. Hago yoga online, psicóloga online, tomo un vino con las amigas después de los aplausos online, todo online, con lo callejera y lo tocona que yo soy. Estoy rara", confiesa.

Inés ha confesado a El País que nunca lo había pasado tan mal, ni siquiera cuando tuvo cáncer. "Para mí el virus ha sido peor que el cáncer. Con el cáncer sabes que te puedes morir, pero no sentí dolor ni soledad y sí el calor de los míos y de muchas personas que lo han pasado. Tuve médicos que sabían lo que hacían y eso me daba seguridad y tranquilidad. Lo peor de este virus es la soledad".

Inés recuerda en la entrevista que, antes de enfermar, ella misma informaba de la pandemia. "Pero he oído poco hablar de lo mal que se pasa. Yo me fui encontrando no mal, fatal. Perdí las zapatillas y por no agacharme fui descalza. La pesadilla de ducharte con el gotero y el oxígeno. Todo era una montaña horrorosa de cosas que me sentía incapaz de hacer", relata. "Los sanitarios se han dejado la vida, pero el enfermo se siente solo. Son momentos muy duros en todos los sentidos. De dolor físico, de soledad, de depresión, de miedo. Un día, me querían poner una máscara que parecía una escafandra y que durmiera boca abajo. Cómo estaría que dije ‘mira, me muero, me da igual’.

Llegó a encontrarse tan mal y tan al borde la muerte, que Inés le dio vueltas a la cabeza sobre cómo sería su funeral. "Estás como en una nebulosa. Recuerdo que pensé cómo sería mi funeral, quién iría, qué dirían, te lo juro. Pero también fantaseé con irnos las amigas a tomar un gin tonic a la casa de Ibiza de Cristina Almeida... Es un proceso muy jodido de subidas y bajadas. No entendía lo que me pasaba, estaba muy cabreada y a mí me parecían todos muy malos. Y sin nadie que te cogiera la mano", explica Inés, que ahora solo espera poder ir a su tierra, a Valencia, donde residen sus padres y a los que no puede ir a ver a causa del confinamiento.