Kim Basinger, la mujer que fue objeto de deseo de muchos y muchas durante la década de los 80, como chica Bond, novia de Batman pero, sobre todo, por su sensual baile en 'Ocho semanas y media', ha sufrido una drástica transformación en los últimos años. Aún no existe una solución para la eterna juventud, pero Kim ha decidido hacer todo lo que ha estado al alcance de su cuenta corriente para continuar aferrada a ella. Quizás con demasiado apego. Con 63 años recién cumplidos ha retado al paso del tiempo pero a un alto coste. Sí, no tiene ni si quiera esas arrugas en la comisura de los labios, tan comunes de las personas con los ojos claros como ella, y exhibe los pomulos rosados y marcados, la nariz más afilada y los labios neumáticos. Sin embargo, ha perdido toda la expresividad, pareciendo una muñeca de cera.
Muy lejana parece esa belleza, mezcla de frescura y sensualidad gélida, con la enamoró al mundo. Basinger pasó tres años sabáticos entre 1994 y 1997, en los que vivió dedicada a cuidar a su hija Ireland Baldwin. Con 44 años, sumó a su espectacular belleza, la serenidad y la plenitud de la maternidad. Fue el año en que 'L.A. Confidential' la encumbraba a lo más alto y ganaba el Oscar por su papel de prostituta con aspecto de Veronica Lake. Como una maldición en la que al final caen la mayoría de quienes empiezan su carrera como 'sex symbols', las infiltraciones de bótox ya empezaban por aquel entonces a esculpir su rostro.
A su afición al bótox, hay que añadirle la del bisturí. La nariz afinada, los ojos rasgados y pequeños y las cejas elevadas y en punta, los pomulos brillantes y marcados, y un aspecto de porcelana, brillante, sin imperfecciones ni arrugas, de tanto que ha estirado su piel. Sin expresión y sin las huellas de las experiencias vividas. Kim Basinger ha disfrazado el paso del tiempo.
El año pasado, la actriz tenía un pequeño papel en 'Dos buenos tipos', película protagonizada por Russell Crowe y Ryan Gosling, y daba la sensación de que no había salvación para su adicción a los retoques estéticos, la misma que le une a su compañero en 'Ocho semanas y media', Mickey Rourke. En el caso del actor, las operaciones han llegado a deformarle totalmente el rostro.
Kim Basinger reaparece en nuestras pantallas dentro de unos días. 'Cincuenta sombras más oscuras' la ha reclutado como la examante que inició en el sadomasoquismo a Christian Grey, como un guiño a su inmortal Elisabeth McGraw. De nuevo se ha vuelto a retocar, pero esta vez hasta el punto de ya solo recordar lejanamente a aquella chica que seducía al mismísimo Sean Connery en 1983. En su première en Los Ángeles la semana pasada, Basinger estaba irreconocible.