La incómoda postura de Ana María Aldón en las batallas de José Ortega Cano

Las reflexiones que Rocío Jurado dejó escritas, las supuestas insinuaciones de Amador Mohedano, todas las polémicas de José Ortega Cano han acabado salpicando a Ana María Aldón

Gloria Fernández
Glòria Fernández

Redactora de Lecturas.com

Ana María llora

No hay semana en la que Ana María Aldón no tenga que responder, matizar, en resumen, dar la cara por su marido José Ortega Cano. Estamos todos de acuerdo que esta situación, que la ha llevado más de una vez al límite y a las lágrimas, no es solo por sus colaboraciones televisivas. La tertuliana de 'Viva la vida' ha asumido el incómodo papel de parar muchos de los golpes que van dirigidos a su marido, y desde que Rocío Carrasco rompió su silencio en la docuserie 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' no han dejado de surgir polémicas que interpelaban a una respuesta por parte del exdiestro. En muchas de ellas, ha sido Ana María Aldón quien se ha convertido en su portavoz y apagafuegos, postura que plantea incógnitas interesantes.

¿Cuál es el motivo REAL para que Ana María Aldón se ponga en el disparadero? Si hay una realidad que salta a la vista es que la mujer del exdiestro juega un papel fundamental y muy complicado entrando en controversias familiares que arrancaron mucho antes de que ella aterrizara en la vida de José Ortega Cano. Las últimas que han indignado a los Ortega Mohedano son las reflexiones que dejó escritas Rocío Jurado y las supuestas insinuaciones de Amador Mohedano sobre el padre de Gloria Camila y José Fernando, pero la lista es interminable.

Se puede decir que lo de Ana María Aldón es un sacrificio para sostener y salvaguardar lo que más quiere en este mundo: la familia que ha formado con José Ortega Cano y, sobre todo, por el bien de esa personita tan especial que tienen en común. Si bien, visto con perspectiva, podrían existir otras alternativas en las que no tenga que sufrir tanto desgaste ni que la sitúen en el disparado ante guerras que ni ha iniciado ni que la señalan directamente. Precisamente, este aspecto abre otra incómoda pregunta: en un futuro, ¿lo acabará lamentando?