Mario Vargas Llosa (86 años), tras la boda de su nieta Josefina, ha vuelto a centrarse en su rutina. El escritor se encuentra en su espectacular casa de Perú y su hijo mayor, Álvaro Vargas (56 años), ha aprovechado para mostrar a su padre trabajando en un despacho con espectaculares vistas del Pacífico, aunque en una mesa no apta para los más maniáticos del orden.
"Trabajando, el día después, escoltado por el Pacífico, en el escritorio donde escribió 'Historia de Mayta' y tantas más", escribe orgulloso el primogénito del Nobel. El texto acompaña a dos fotografías de Vargas Llosa sentado ante el ordenador, concentrado y rodeado de libros, documentos, fotografías y enseres varios.
El clima de desorden de la mesa contrasta con la paz que transmite el paisaje que se observa desde el gran ventanal que ilumina el despacho. Con sólo un vistazo, el exnovio de Isabel Preysler (72 años) puede atisbar la costa del Pacífico, concretamente una playa con zonas ajardinadas y grandes palmeras, una estampa que sin duda resulta inspiradora para el escritor.
Estas nuevas imágenes del literato ponen de manifiesto su vuelta a la normalidad tras su turbulenta ruptura con la reina de corazones y su comentada reconciliación con Patricia Llosa (78 años), un acercamiento del que están presumiendo públicamente sus hijos, aunque Pilar Eyre considera que el relato de los vástagos no se corresponde con la realidad, tal y como ha plasmado en su blog de Lecturas.
El fin de semana en familia de Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa llegaba a Perú el pasado jueves para disfrutar de un emotivo plan familiar: la boda de su hija Josefina en Lima. Los Vargas Llosa han pasado todo el fin de semana celebrando este feliz enlace y, después de tres días de festejo, parece que su plan es quedarse un tiempo en su vivienda de Perú, trabajando y disfrutando de la compañía de sus hijos y de su exmujer.
Pese a los constantes guiños de los hijos sobre la nueva oportunidad en la relación de sus padres, lo cierto es que hasta ahora Mario y Patricia han mostrado poca complicidad en las ocasiones en que se han dejado ver en público. Ella lo acompañó a la ceremonia de ingreso en la Academia Francesa y se la pudo ver entre los asistentes junto al hijo mayor, quien posteriormente se ha encargado de compartir otros momentos en que sus padres han coincidido.
En la mencionada boda, el Nobel y su expareja compartieron espacio en sintonía familiar, pero en todas las fotografías en las que aparecen juntos están acompañados por otras personas y no están interactuando, por lo que en base a esas imágenes no se puede hablar por el momento de una reconciliación.
Lo que es innegable es que Mario y Patricia han vivido un acercamiento desde que el literato rompiera su relación con Preysler. Buena prueba de ellos son las fotografías del escritor trabajando tranquilamente en el despacho que tiene en la casa familiar de Lima, donde se ha refugiado en la rutina tras varias semanas ocupando la primera línea mediática.