Después de años de desavenencias y cruces de acusaciones, Eugenia Martínez de Irujo (56 años) y su hermano Cayetano (61 años) han hecho las paces. Los hijos pequeños de la desaparecida duquesa de Alba han pasado juntos la Nochevieja, una noche mágica y especial con la que han confirmado que están decididos a olvidar las rencillas del pasado.
"Bonita entrada al 2025", escribía Cayetano Martínez de Irujo en redes sociales junto a una batería de imágenes de lo que fue la celebración. De todas, hay una imagen que generaba una gran revolución. El conde de Salvatierra aparece muy sonriente acompañado de su hermana pequeña, que posa muy divertida a su lado. Sin duda, una imagen de unión y felicidad que hace unos meses parecía imposible.
Eugenia Martínez de Irujo y su marido, Narcís Rebollo, organizaron un auténtico fiestón para despedir el 2024. No faltó Tana Rivera junto a su novio, Manuel Vega, así como Bárbara Mirján, quien se ha convertido en un apoyo incondicional para Cayetano en los últimos años. Un total de 21 personas que se lo pasaron en grande.
"Que buueeeen fin de año!! Así todos como poco", respondía Tana a su tío en Instagram. Unas palabras cargadas de cariño que reflejan lo importante que es la familia para la joven y que el conde celebraba con muchos corazone. Aunque ella siempre se ha posicionado al lado de su madre en el conflicto familiar, lo cierto es que siempre ha recalcado todo el amor que le tiene a su tío.
Las reacciones a esta inesperada reconciliación no se hacían esperar. Caras tan conocidas como Toñi Moreno expresaban su alegría al ser testigo de este momento tan especial. "No sabes como me alegro", escribía. "Maravillosa manera de comenzar el año", decía otro amigo.
Ahora habrá que esperar para ver si este primer acercamiento con Eugenia se mantiene en el tiempo y le ayuda también a limar asperezas con su hermano Carlos, actual duque de Alba. Y es que tras la muerte de su madre el vínculo entre ellos se rompió por completo.
El origen de la mala relación entre Eugenia y Cayetano Martinez de Irujo
Para entender el origen del conflicto familiar tenemos que echar la vista varios años atrás. Al parecer, Cayetano solicitó un préstamo de tres millones de euros para construir un embalse en su finca, el cortijo de Las Arroyuelas. Una decisión que no gustó demasiado a sus hermanos Eugenia y Alfonso, quienes no dudaron en trasladarle su preocupación por cómo podría afectar esa operación a la sociedad familiar en caso de impago. Meses después la Fiscalía de Sevilla imputaba a Eugenia por un presunto delito contra el medio ambiente por "detracción ilegal en aguas de Doñana".
Muy molesto con la decisión de sus hermanos, el jinete no dudaba en arremeter contra ellos: "Que hablen, que den la cara. Si es que saben de lo que hablan. Que hablen y que den la cara, que en la vida hay que dar la cara". Esto no gustó nada a Eugenia, quien rompía su habitual discreción para dejar claro que toda la culpa la tenía Cayetano. "Tiene tanto que callar. Todo lo que ha dicho es mentira. Le hemos facilitado el tema de la balsa y cuando nos dijo que estaba todo en orden y firmamos es cuando comenzaron los problemas. Estamos muy hartos, nos la ha jugado", confesó en ese entonces a 'Vanitatis'.
Aunque Eugenia estuvo a su lado cuando el jinete fue intervenido de urgencia en 2021 de unos problemas intestinales que arrastraba desde hace años, la brecha entre ellos se hacía más grande cuando Cayetano no dudó en reprochar a su hermana de manera pública que "desde que murió mi madre, se ha unido a otros hermanos y ha prescindido de mí". Aunque la duquesa de Montoro prefirió callar, fue su marido, Narcís Rebollo, quien salió al paso para dejar claro que "no existe ningún cisma" familiar. "Tienen que hacer unos ajustes en relación a algunos negocios que tienen. No es nada grave ni nada que se vaya a solucionar", zanjaba con serenidad. Y es que no sería de extrañar que el productor musical haya sido una pieza clave para la reconciliación entre los hermanos.