La familia de Rocío Jurado no podría estar más de actualidad. Tras la entrada (y posterior salida) de Antonio David a ‘Gran Hermano VIP 7’, los problemas entre todos sus miembros han vuelto a salir a la palestra informativa. Además de la interminable guerra judicial entre el ex guardia civil y Rocío Carrasco, también se ha hablado, y mucho, del distanciamiento entre Rocío Flores y su madre.
Durante el concurso de su padre, la hija de Antonio David se ha abierto en canal y se ha convertido en una de las grandes protagonistas del ‘reality’. Desde plató, la joven ha hecho todo tipo de revelaciones, como que no tiene ningún objeto de su abuela. Algo que solucionó el maestro Joao, quien el pasado jueves 28 de noviembre le daba un pañuelo de Rocío Jurado. “Aquí tienes el pañuelo. Hoy lo recordé con Rosa Benito, que estaba allí”, afirmaba el Maestro Joao mientras que hacía entrega de este a una emocionadísima Rocio Flores.
Un gesto sobre el que también se ha querido pronunciar Rosa Benito. “Las cosas que tengo de mi cuñada son vestidos que me han regalado, cosas que tengo guardadas que van a estar ahí para la historia y no entiendo que su madre no le haya dado algo de su abuela, esa niña tiene que tener algo de su abuela que para eso mi sobrina Rocío es heredera universal, se lo ha quedado todo. Espero que algún día la madre le dé algo”, afirmaba durante su paso por ‘Ya es mediodía’.
Tal y como recordaba Rosa Benito, es la herencia de Rocío Jurado, y la posterior pelea entre Rocío Carrasco y Rocío Flores, la que ha propiciado que la joven no tenga absolutamente nada de su abuela. El reparto de las cosas de ‘la más grande’ también provocó que la familia se rompiera en mil pedazos.
Una herencia complicada
Antes de su muerte en el año 2006, Rocío Jurado intentó por todos los medios distribuir lo mejor posible su legado entre todos los suyos . No solo hubo para sus hijos, sino que también sus hermanos o su secretario personal se llevaron un gran pellizco.
En sus últimas voluntades, Rocío Jurado convertía a Rocío Carrasco en heredera universal de su patrimonio musical, así como de todas sus pertenencias personales y profesionales. Es decir, sus derechos, los muebles, su ropa o las joyas iban a parar a su hija mayor. Es ella, por lo tanto, la que se quedó con todos sus objetos, los cuales ahora no ha querido compartir con sus descendientes.
A esto hubo que añadir numerosos inmuebles. Rocío Carrasco heredó la finca ‘El Administrador’, en Chipiona, así como una casa que su madre tenía en Miami y la mitad de otra que compró cuando ya estaba casa junto con Ortega Cano. Por último, la casa que ‘la más grande’ tenía en La Moraleja se vendió dos años después de su muerte y se dividió en tres partes, para cada uno de sus hijos: Rocío José Fernando y Gloria Camila.
Por otra parte, para Amador y Gloria Mohedano dejó la finca ‘Los Naranjos’. Además, el primero se quedó una nave industrial en San Sebastián de los Reyes mientras que la segunda se hacía con la casa en Chipiona ‘Mi abuela’. Por último, su ahijado se quedaba otra nave y su secretario, un dúplex en Chipiona.
La cantante intentaba así beneficiar a todos. Sin embargo, consiguió todo lo contrario. La relación familiar, que hasta entonces parecía inquebrantable, explotó y la guerra entre sus miembros se hizo más que evidente. Cuatro años tardaron en firmar una herencia que hoy en día continúa dando que hablar. Tanto, que incluso la nieta de ‘la más grande’ no tenía, hasta ahora, ningún objeto de su abuelo.