Sara Montiel, nuestra Saritísima nacional, había cumplido los 85 años rodeada de familia y amigos hacía apenas un mes. Leyenda y vida se mezclaron en esta mujer que nació en la localidad manchega de Campo de Criptana en 1928 y llegó a la cima de Hollywood.
‘Vivir es un placer’ tituló su libro de memorias, que escribió Pedro Víllora. En efecto, para Sara vivir fue un placer gracias a dos pasiones: cine y amor.
El lado bueno de la vida
Hija de un campesino y de una peluquera, después de la guerra civil la familia se trasladó a vivir a Orihuela (Alicante). Allí murió de tuberculosis uno de sus hermanos, José, y tampoco ella escapó a esa enfermedad. Fue ingresada en un sanatorio, donde casi a diario veía los ataúdes de los fallecidos durante la noche. Quizá fue la presencia tan temprana de la muerte lo que le infundió un amor intenso por la vida y una tendencia a valorar el lado positivo de las cosas.
María Antonia Abad (su nombre), cantaba en el coro del colegio, donde la descubrió un productor de Cifesa que la animó a participar en un concurso en Madrid. Solo llegar a la capital, se enamoró de un hombre esencial en su vida: el escritor Miguel Mihura. “Con él empecé a hacer surcos sobre el papel, llenaba páginas de ma, me, mi, mo, mu. Según él, yo era una fuera de serie incomprendida en España. Por eso me mandó a México, y porque tenía miedo de atarse a mí: él tenía 43 años y yo 17”. Mihura le hizo ver que era demasiado joven para un hombre mayor. Tenía que aprender inglés y, desde México, meca del cine hispano, saltar a Hollywood.
En México, Sara rodó 14 películas en cinco años: le abrieron las puertas de Hollywood, donde la reclamaron para rodar ‘Veracruz’ (1954), con Gary Cooper y Burt Lancaster. El éxito fue fulminante. Nunca una actriz española había sido tan popular en Estados Unidos. Siguió ‘Serenade’ (1956), dirigida por Anthony Mann, que se convertiría en su marido.
Maridos y amores
Fue amiga del todo Hollywood: tuvo romances con Gary Cooper, James Dean o Marlon Brando. Conoció a Liz Taylor y a Marilyn: “No era muy alta. Era pequeñita, poquita cosa. Acababa de salir de un aborto y estaba muy débil y delgada”, recuerda en sus memorias.
Se casó cuatro veces: con Anthony Mann, con el industrial José Vicente Ramírez (dos meses), con el que sería el hombre de su vida, el productor Pepe Tous (1931-1992), con quien adoptó dos hijos (Thais, 1979, y Zeus, 1983) y, ya a los 74 años, con el cubano Tony Hernández, de 37, un matrimonio fugaz y amargo. Pero Sara amó a muchos hombres: al científico premio Nobel Severo Ochoa, al socialista Indalecio Prieto, a Hemingway (le enseñó a fumar puros).
La noticia de su muerte
Según varios medios, Sara Montiel sufrió un desvanecimiento en su domicilio, donde se trasladó su médico personal, que intentó reanimar a la actriz sin éxito en presencia de su hija Thais que estuvo a su lado en todo momento.
Sara Montiel será enterrada en Madrid.