Sergio Rico (29 años) recibía el alta hospitalaria después de 82 días ingresado con pronóstico muy grave en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. El portero del París Saint Germain sufrió un accidente a caballo en El Rocío, y no fue hasta el 18 de agosto cuando comenzó una nueva etapa en su vida, una marcada por la recuperación a la que ahora tiene que hacer frente. Aparecía junto a su mujer, Alba Silva. La influencer ha permanecido a su lado durante este largo periodo de hospitalización. Ahora, tres meses después del accidente, la pareja ya está, por fin, en su casa.
Alba Silva siempre se ha mostrado cercana con sus más de 200.000 seguidores, incluso en épocas tan difíciles como la que atraviesa ahora. La influencer ha querido sincerarse con ellos en una nueva ronda de preguntas y respuestas a través de su perfil de Instagram. Es entonces cuando ha confirmado que, por el momento y hasta que Sergio esté completamente recuperado, tiene planes de quedarse en Sevilla. La pareja no tiene previsto, de momento, regresar a París, donde viven desde que el portero fichó por el París Saint Germain.
La pareja se muestra más sólida que nunca y totalmente volcada en la recuperación de Sergio Rico. Tienen claro que esa es, a día de hoy, su única prioridad y trabajan para que eso sea así. Lo amenizan con el inmenso amor que sienten el uno por el otro, pero eso no implica que sea algo fácil de llevar ni de gestionar.
Alba Silva compartió hace unos días unas tiernas y románticas imágenes junto a su marido. Sin embargo, y pese a la felicidad y la complicidad que se ven en esas tomas, no siempre es así. La influencer ha confesado a sus seguidores, a quienes ha agradecido todo su cariño y su apoyo, que ella aún arrastra secuelas psicológicas de la pesadilla que fue ver a Sergio debatirse entre la vida y la muerte: "Sigo teniendo ganas de llorar todo el tiempo".
Asegura que se encuentra "bien". Sin embargo, también reconoce que está "bastante sensible". Sabe que todavía tiene que recuperarse mucho mentalmente de los durísimos momentos que vivió en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla tras el accidente que sufrió Sergio. "Estoy en terapia y me ayuda bastante, perro necesito tiempo para asimilar todo lo que ha pasado estos últimos meses", ha explicado. "Aún sabiendo que está todo más o menos controlado, sigo teniendo muchas ganas de llorar todo el tiempo".
Instagram @albasilvat
Alba Silva confiesa que nunca perdió la esperazna
Alba Silva nunca perdió la esperanza. Solo quería pensar en que su marido se iba a recuperar. Era consciente de que tenía que sobreponerse a sus temores para poder ayudar al futbolista. "Pensar que todo iba a salir bien me ayudaba también a mí para afrontar cada día, aunque había días que no tenía fuerzas para levantarme, solo pensaba en él, que me necesitaba y no me permitía caer", ha comentado, emocionada.
Pasaron 82 días en el hospital; es decir, Sergio Rico estuvo ingresado casi tres meses. En ese largo periodo de tiempo, Alba Silva apenas se separó del lado de su marido. En esos días, la influencer perdió bastante peso, algo que, como asegura feliz, está recuperando poco a poco. "Mi estómago desde que estoy en casa ha revivido por completo", ha comentado. Reconoce que ahora come "con ansiedad". Pese a este bruco cambio, espera "recuperar el equilibrio" poco a poco. Ahora, está centrada en que su vida y la de su marido vuelva a la completa normalidad. De momento, continuarán en Sevilla el tiempo que Sergio está recuperándose. París tendrá que esperar.
Alba Silva recurre a terapia para afrontar este momento
Lo peor ya ha pasado. Sergio está estable, en casa y empezando su rehabilitación. Pese a esto, Alba no puede olvidar la pesadilla que vivió desde que su marido fue ingresado con pronóstico "muy grave". "Estoy bien, aunque bastante sensible", revelaba en redes sociales al mismo tiempo que confesaba que tenía mucho trabajo de recuperación por delante.
"Siento que aún tengo que recuperarme mucho mentalmente. Estoy en terapia y me ayuda bastante. Pero necesito tiempo para asimilar todo lo que ha pasado estos últimos meses. Aún sabiendo que está todo más o menos controlado, sigo teniendo muchas ganas de llorar todo el tiempo”, exponía, intentando explicar cómo está intentado hacer frente a esta montaña rusa de sensaciones.