Gonzalo Montoya, desolado, reaparece en televisión tras el abandono de Susana Molina en 'La isla de las tentaciones'

"Tengo que hacerlo, tengo que enfrentarme a esto", ha dicho el sevillano con la voz temblorosa a Sandra Barneda

Gonzalo Montoya

Gonzalo Montoya está hundido después de que su novia durante 6 años rompiera su relación con él en la hoguera final de 'La isla de las tentaciones' y no quiso ni ir a los reencuentros del programa seis meses después para no enfrentarse a su ex novia, aunque sí quiso enviarle una desgarradora carta de amor.

No obstante, ha dado el paso y sí que ha estado en el debate final de 'La isla de las tentaciones' con Sandra Barneda. "Ha sido como cuando tienes que operarte y no quieres pero sabes que tienes que hacerlo antes o después, así me siento", ha dicho el sevillano.

Desolado no ha podido evitar quebrarse al hablar con Sandra Barneda: "Esta semana he visto cómo me deja el amor de mi vida dos veces y para tirar cohetes no estamos, para qué te voy a engañar".

Gonzalo ha confesado que ha necesitado ayuda psicológica y que al revivirlo todo se ha derrumbado "como un castillo de naipes". "No paro de llorar todas las noches, Sandra", ha dicho el ex de Susana.

El andaluz, muy sincero, ha dicho que lo daría todo por recuperar a la que ha sido su pareja y considera su alma gemela. "El dinero la fama, me da igual, esto no vale nada...", ha dicho muy seguro, tras reconocer sus errores: "Tengo un piquito de oro y la cago mucho, pero es imposible que se canse de mí soy más bueno que el carajo".

Gonzalo Montoya ha explicado que lo más difícil de todo es que hay ya "mucho daño hecho", pero ha reconocido que hasta esta semana conservaba esperanzas de volver con Susana: "Lo vi ayer (en su entrevista con Mónica Naranjo). Ella quiere volar alto, quiere estar sola, quiere una nueva vida alejada de mí... Sinceramente, eso no me lo dijo a mí directamente".

También ha contado cómo fue el día en el que Susana se marchó de casa: "Estuve intentando contactar con ella cuatro días para que entrara en razón, pero ella estaba muy fría, y fue a casa y se llevo sus maletas.