Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Y Gonzalo Montoya tiene la suerte de haber llegado al Olimpo de los concursantes existosos salidos de realities, esos quienes, hábilmente, han sabido invertir cada céntimo ganado a base de convivencia, peleas televisadas y, por qué no, lágrimas derramadas cuando todo el país vio cómo tu chica te dejaba tras varios años de convivencia. Una situación durísima de la que Gonzalo, al menos, se llevó unos ahorrillos que podrían transformarse en un cómodo colchón económico. Os explicamos por qué.