Corría el año 2017 cuando Isabel Preysler (71 años) protagonizó un inesperado posado junto a Mario Vargas Llosa (86 años), su hija Tamara Falcó, tres de las nietas del Premio Nobel y Álvaro Vargas Llosa, hijo del escritor. Un encuentro con tintes familiares ocurrido con motivo de un homenaje académico dedicado al literato en Nueva York. Se demostraba así la buena relación entre Preysler y la familia Vargas Llosa. O, al menos, era lo que se pretendía. Días después, era Gonzalo Vargas Llosa, también hijo del escritor y padre de dos de las niñas que aparecían en la imagen, quien estallaba con un durísimo comunicado. Empezaba así una guerra que continúa a día de hoy.
Gonzalo Vargas Llosa nunca pisó la casa de Isabel Preysler. Si la aparición de la socialité en la vida del Premio Nobel no fue precisamente del gusto de su familia, mucho menos agradó al hijo menos mediático del escritor. Sin sintonía alguna con la pareja de su padre, a Gonzalo no le tembló el pulso a la hora de enfrentarse a Preysler en público. Poco importaba, al parecer, el enamoramiento que vivía el escritor en esos momentos.
“En estos dos años y medio desde que comenzó su relación con mi padre, la señora Preysler no ha invitado ni una sola vez a mis hijas a comer o a cenar en privado para poder conocerlas”, escribía Gonzalo Vargas Llosa en su comunicado. “Eso es exactamente lo que hubiese hecho si quisiera establecer una relación genuina y transparente con ellas. Y no lo ha hecho porque su único interés es la publicidad”.
Tremendamente molesto, el hijo del Premio Nobel no tuvo reparo en tachar a la socialité de manipuladora. “Este reportaje es una penosa ilustración más de la capacidad de la señora Preysler para manipular a las personas para sus propios fines: en este caso, para dar la impresión - muy falsa, por cierto - que tiene una relación con mis hijas”, publicaba La Otra Crónica de El Mundo, medio destinatario del comunicado de Vargas Llosa hijo. A partir de ese momento quedaba en evidencia que la llegada de Preysler a la vida de los Vargas Llosa no tenía un futuro nada prometedor.
Señala la ‘infidelidad’ de Isabel Preysler
“Una relación que nace de una infidelidad y que ha causado mucho daño”. Así calificaba Gonzalo Vargas Llosa ya en 2015 el romance entre su padre e Isabel Preysler en una entrevista concedida a ‘ABC’. El hijo del escritor cortaba el contacto con su padre por el dolor que le había causado a su madre, Patricia Llosa. El Nobel anunciaba a su familia la ruptura matrimonial tan solo una semana antes de protagonizar su primer posado con Isabel Preysler. Una traición que sus hijos no estaban dispuestos a perdonar.
La exhibición pública de la relación que comenzaron tanto el escritor como la socialité no fue del agrado de sus hijos. Posicionados al lado de su madre -que empezaba un enfrentamiento para pulir los detalles de la separación-, nunca vieron con buenos ojos el romance. Extremo que ha quedado más que claro tras la reciente ruptura. Álvaro Vargas Llosa corría al lado de su padre para apoyarle y acompañarle. Incluso se prestaba a grabar las primeras imágenes del escritor leyendo Madame Bovary.
El reencuentro de Mario Vargas Llosa y su ex Patricia Llosa
Es precisamente Gonzalo Vargas Llosa quien va a provocar el primer encuentro de sus padres después de la ruptura con Isabel Preysler. La boda de su hija Josefina será el escenario en el que Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa vuelvan a verse una vez ya formalizada la separación. No será, eso sí, el primer cara a cara de la empareja en los últimos meses. Un viaje a Perú, del que ahora han trascendido imágenes, permitía que el matrimonio limase asperezas después de unos años difíciles.
A este enlace de la nieta del escritor, claro, nunca estuvo invitada Isabel Preysler, según adelantaba ‘El Español’. Extremo del todo lógico teniendo en cuenta las durísimas palabras que Gonzalo ha decidido a la que fuese pareja de su padre. Imposible que Preysler fuese bien recibida en el entorno familiar y menos con Patricia Llosa, abuela de la novia, presente en el evento.
Gonzalo, el hijo menos mediático de Vargas Llosa
Con la literatura muy presente en casa, Gonzalo Vargas Llosa encaminó su carrera hacia un ámbito distinto al de su padre. El hijo del premio Nobel ha ostentado los títulos de jefe de Misión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Santo Domingo y representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en Europa. Ha sido en el ámbito del funcionario de la ONU donde ha centrado sus esfuerzos profesionales.
Discreto y en un plan alejado de los medios, Gonzalo saltaba a las revistas por su relación con Genoveva Casanova. Amigos desde hacía tiempo, el hijo del premio Nobel y la ex de Cayetano Martínez de Irujo comenzaban una relación en 2010 que duraba poco más de un año. La distancia hacía imposible que continuasen pero mantuvieron, eso sí, una amistad que dura hasta día de hoy. De hecho, se les ha podido ver juntos en varias ocasiones durante los últimos años.