Mar Flores está de nuevo en el candelero. O en el candelabro, que diría su ayer-amiga-hoy-enemiga Sofía Mazagatos. Y lo está por varias razones. Por un lado, su hijo mayor, Carlo Costanzia, que lleva toda su vida bajo los focos, anunció recientemente, vía exclusiva por supuesto, que está esperando un hijo con Alejandra Rubio, hija de Terelu Campos. Por otro, la modelo acaba de conceder una entrevista a la revista ¡Hola! para hacer balance de sus 55 años de vida y recordar aquellos tiempos en los que se convirtió en uno de los personajes más buscados del mundo del corazón. "A mí se me ha juzgado de una manera diferente a como se juzgaba a otras personas, hombres y mujeres, y creo que con el tiempo las cosas se ponen en su sitio, y quien esté interesado así lo verá", asegura en una entrevista con más pose que chicha.
Además, el periodista Juan Sanguino ha dedicado la última temporada de su 'podcast' 'Delirios de España' a la madrileña, que nació en el seno de una familia humilde pero desde joven tuvo claro que quería triunfar en la vida. "La ambición es una virtud, siempre y cuando para conseguir lo que se ambiciona no haya que pisar cabezas", comentó una vez la propia Mar, cuya imagen se dio a conocer para el gran público gracias a un concurso que organizó en Francia la revista Elle bajo el nombre 'El rostro de los 90'. Después de probar suerte en el mundo de la moda, la muchacha dio el salto a la televisión. Y en mayo de 1992 se casó con el padre de su hijo mayor, el conde italiano Carlo Constanza di Castiglione, del que un par de años más tarde se separaría de forma tormentosa. "Los problemas empezaron pronto. Él tenía unos celos tremendos por cualquier cosa. Yo me pasaba todo el día en casa. Él comenzaba a no llegar por las noches. Le dije que era absurdo que me hubiera ido a vivir con él para luego estar siempre sola. Así comenzaron las broncas entre nosotros. Unas broncas que cada vez iban a más", relató ella sobre un hombre al que públicamente llegó a tachar de violento.
Alrededor de esa misma época, Mar se dedicó a probar suerte en el mundo de la interpretación y abrió una escuela de modelos con Sofía Mazagatos, que había sido Miss España, aunque el negocio no dio los resultados esperados. Y a partir de entonces empezó a ser relacionada con señores de postín como el empresario Fernando Fernández Tapias, con el que mantuvo un romance que no duró demasiado. De hecho, esta historia no pasó a más al aparecer publicadas en prensa varias fotografías en las que Mar se encontraba en Roma y en actitud cariñosa con Alessandro Lequio, quien además de ser el primer bisnieto varón de la reina Victoria Eugenia de Battenberg se casó en primeras nupcias con la modelo Antonia Dell'Atte, madre de su hijo Clemente, y luego estuvo unido varios años a Ana Obregón, con la que tuvo a su hijo Álex.
Época convulsa
Se armó tal polémica y follón con aquel reportaje que la modelo decidió conceder una entrevista para defenderse de aquellos que la acusaban de interesada e infiel. "Ni por parte de Fernando Fernández Tapias ni por la mía habíamos llegado aún a un compromiso formal. En consecuencia, tanto él como yo éramos libres de hacer nuestra propia vida". Al mismo tiempo, por lo que sea, el naviero envió a los medios un comunicado para asegurar varias cosas en esa misma línea. La primera, que no tenía ni había tenido nunca "ningún compromiso formal con Mar Flores, que es amiga mía y a quien considero una gran persona. Por mi parte puede salir con quien estime oportuno". También explicó que Mar no había sido la causa de su separación matrimonial, y que no era cierto que hubiera hecho a la modelo "los regalos que se me atribuyen en algunos medios de comunicación, como casas, coches, joyas,...". Curiosamente, el gallego se acabó casando con Nuria González, una modelo palentina a la que conoció mientras salía con Mar, de la que entonces Nuria era buena amiga.
Pero con el tiempo se descubrió que las palabras del empresario escondían alguna que otra mentirijilla. Así, en una entrevista con el periódico El Mundo, la propia Mar reconoció que sí había mantenido durante alrededor de un año una relación sentimental con Fernández Tapias. Una historia que acabó, según ella, porque "Todo era muy monótono. Solo había cenas y más cenas, un café como mucho y a dormir. Además, comenzó a decepcionarme ese mundo en cuanto me di cuenta de los asuntos en los que estaban metidos [...]. Comencé a asustarme. Chanchullos, líos económicos y políticos, todo mezclado [...]. Comencé a experimentar una clara sensación de peligro. Pensé que aquello podría acabar jodiéndome la vida, así que lo dejé".
Cuentan que Lequio perdió la cabeza por Mar, aunque su escarceo tampoco duró demasiado, como él mismo contaría luego a golpe de exclusiva. "Mar me decía que estaba enamorada de mí y supongo que lo mismo le diría a Fernández Tapias", explicó en una entrevista que concedió en mayo de 1997. "La relación [con Mar] está acabada. Al final, el que se ha quedado compuesto y sin novia he sido yo. Evidentemente, Mar tiene cosas más importantes en las que pensar. Mar necesita una seguridad económica, pero sin renunciar a la vida de una mujer de su edad. Ese es su gran dilema". Cuando le preguntaron si las polémicas fotografías de Roma fueron la causa del distanciamiento de Mar y Fernández Tapias, el conde rompecorazones respondió sin titubeos: "Yo creo que nunca llegaron a romper".
La portada prohibida
Lo peor llegó en febrero de 1999, cuando Mar salía con el aristócrata Cayetano Martínez de Irujo y apareció publicada aquella portada de Interviú de la que la Justicia prohíbe dar detalles —la protagonista de esas fotos interpuso una demanda contra la revista, que en 2004 fue condenada por el Tribunal Supremo por vulnerar el derecho a la intimidad de la modelo—. "Esa portada no ocurre en vacío", comenta al respecto Sanguino. "Durante dos o tres años, Mar Flores era la mujer más famosa de España, ha dado un salto social impresionante [...]. Y con esa portada España le dice ‘¿Dónde crees que vas?’ España la despreciaba".
El periodista explica que Mar se sintió entonces denigrada, "incluso violada, traicionada pero no sorprendida: ella es consciente de que quien o quienes han vendido las fotos es o son sus enemigos y que la odian. Y a mi juicio, lo que hizo muy bien fue permanecer en silencio. No decir nada. Lo que hace tras esa portada prohibida es desaparecer: cuesta muchísimo encontrar fotos suyas en un acto público durante cinco o seis años".
En pleno calvario mediático, Mar estuvo a punto de entrar en la Casa de Alba. Por desgracia para ella, se topó con la resistencia de su suegra y sus cuñados, y con las dudas de un novio que tampoco supo gestionar toda aquella situación. Años más tarde, Cayetano mencionó en su libro de memorias su relación con 'la modelo', como la denomina sin llamarla por su nombre, a quien describe como "la horma de mi zapato en el peor de los sentidos. Yo, que pensaba que todas las mujeres estaban a mi disposición, saboreé mi propia medicina: era una mujer maquiavélica y fría, de doble personalidad [...]. No tengo ningún reproche. Cuando digo que fue la horma de mi zapato, es porque me hizo lo mismo que yo había hecho antes a otras mujeres, sin querer y sin ser consciente.”
Serena y feliz
En 2001, Mar se casó con el empresario de hostelería Javier Merino, entonces propietario del conocido bar de copas Fortuny. Tuvieron juntos cuatro hijos y vivieron felices y comieron perdices... hasta 2016, fecha en la que ella anunció vía comunicado su ruptura matrimonial. "Tenemos la custodia compartida y en la casa, que es de los niños, vivirá Mar. Yo entraré y saldré perfectamente bien. En teoría los niños no tendrían que notar nada. Hay respeto", apuntó al respecto Merino, que en los siguientes años siguió manteniendo una relación cordial con su ex. Mar, por su parte, protagonizó luego una relación de idas y venidas con el multimillonario mexicano Elías Sacal, y hoy vive de forma holgada y felizmente semiretirada.