Más de una década sin Rocío Jurado. Ni un día hemos dejado pasar sin recordar la memoria de la más grande. Sus canciones, sus actuaciones, su arrolladora personalidad, todo lo que hizo de la cantante una de las más queridas en el mundo entero. Y si nosotros la hemos echado de menos, ni imaginar lo que siente su familia. Como cada verano, los Mohedano han acudido a la Semana Cultural Rocío Jurado que se celebra en Chipiona. Una ocasión única para homenajear a la desaparecida artista. Tan única que, este año, Gloria Camila ha querido tener un gesto muy, muy especial...
Bajo la atenta mirada de Ortega Cano, pieza clave en cada nueva edición de la Semana Cultural, Gloria Camila ha protagonizado lo que será el momento más recordado de los últimos años. Con semblante serio y, posiblemente, los nervios a flor de piel, la hija de Rocío Jurado ha querido vestir uno de los trajes que, con tanto arte, lució su madre. Un modelo en rojo que ha puesto en pie a todos los presentes, sobre todo, a su padre. El torero no podía contener la emoción.
La joven ha desfilado ante un retrato de su madre, recibiendo después un beso y un abrazo de Ortega Cano. Y todo, mientras su novio, Kiko, documentaba cada segundo gracias a su teléfono móvil. Sin duda, una ocasión que Gloria no olvidará jamás. Todo un homenaje cuando la familia Mohedano pasa por uno de sus momentos más complicados tras el enfrentamiento judicial entre Rocío Carrasco y Antonio David.
La hija mayor de Rocío Jurado fue, un año más, la gran ausente de la cita. Un desplante lógico, teniendo en cuenta la evidente mala relación que guarda con la familia de su madre. Hasta el acto tan solo se trasladaron Gloria Mohedano y su marido, José Antonio, además de Ortega Cano y Gloria Camila. Ni Amador Mohedano ni, como en otras ocasiones, Rosa Benito, acompañaron a los presentes. Tampoco estuvo, claro, José Fernando, ausencia habitual en las últimas ediciones debido a sus problemas de salud.
Seguro que Rocío se mostraría muy orgullosa de ver a su hija luciendo uno de sus trajes. Ojalá sirviese este precioso gesto para enterrar las hachas de guerra y que todo volviese a la normalidad entre la familia de la más grande.