Sigue brillando en Italia, donde la adoran, como una de sus estrellas más grandes. ‘La Lollo de Italia’, la llaman. Pero las cosas son mucho más oscuras en el entorno más íntimo de Gina Lollobrigida.
La diva italiana, que posee una fortuna valorada en unos 36 millones de euros, ve a sus 86 años como su único hijo, Andrea Milko Skofic, nacido de su matrimonio con el médico yugoslavo Milko Skofic, reclama ante la justicia que se la inhabilite para que no pueda seguir gestionando su patrimonio.
“Estoy perfecta”
“No me lo puedo creer. Viajo por el mundo sin parar y sin el más mínimo problema. Estoy perfecta”, se ha apresurado a decir Gina. Por su parte, Andrea, que tiene 56 años, asegura que hace más de dos que no consigue hablar con su madre a causa de la gente que la rodea. Según él, el joven agente de la diva, Andrea Piazzola, a quien Gina, según trascendió, se planteó adoptar como hijo, ha logrado ‘aislarla’ de su familia y se está aprovechando de ella. “Mi madre necesita un administrador de apoyo. Me temo que ya no está capacitada para hacerlo todo sola”, asegura Andrea. Otro de los detonantes que han empujado a Andrea a llevar a su madre a juicio es que Gina decidiera hace poco menos de un año subastar en Sotheby’s algunas de sus joyas. Oro, brillantes y piedras preciosas por las que recaudó 3,3 millones de euros que según la diva han servido para financiar la investigación con células madre. Parece que Andrea no la cree y a sus preocupaciones se suma la misteriosa boda de la actriz con el empresario catalán Javier Rigau. Un enlace que la actriz siempre ha negado. Gina dice haber sido víctima de un engaño por parte de Rigau, con quien salió durante un tiempo. El empresario la habría convencido para firmar unos papeles que, al parecer después sirvieron a Rigau para simular una boda con la diva. Gina le denunció pero no está muy claro qué podría ocurrir en caso de que la estrella falleciera. “Solo quiere heredar mi patrimonio”, dijo Gina al denunciar la estafa.
Malas compañías, subastas injustificadas y un ‘misterioso marido’. Andrea no ve claro lo que ocurre en la vida de mamá. Ella dice que todo va bien. Madre e hijo se verán las caras en la corte italiana en abril. El juez tendrá la última palabra.