La primera sorpresa ha conseguido descolocarnos. No es que el reto fuese fácil. Pocos batacazos tan poco esperados como el que sufrió la edición anónima de Gran Hermano. El reality más longevo -con su récord correspondiente- sufriendo, en carne propia, el paso del tiempo. Ni somos tan jóvenes como en el año 2000, ni, la verdad, tan inocentes. ¡Con lo bien que nos lo pasábamos con casi nada! La factoría GH necesitaba un empujón del nivel de Supervivientes para salir a flote. Claro que esto no es la isla, ni tiene a Belén Esteban para catapultar el éxito. ¿Conseguirán emocionarnos? Con Aurah Ruiz ya lo han conseguido...
Puede que el gran público, el que decide la continuidad de los programas, no tenga demasiado claro quién es Aurah Ruiz. Igual tampoco Jesé Rodríguez, pero ahí la cosa se complica. La promesa de triunfo que guardaba el futbolista hizo que todos hablasen de él. Llegó, venció, salto al extranjero y empezó a desubicarse. No tardó en cae preso de sus romances, polémicas y demás conflictos. Terreno en el que Aurah ganó peso hasta convertirse en la auténtica estrella. Y todo, por desgracia, desde un hospital.
Pese a su pasado como pretendienta de Mujeres y hombres y viceversa y breve affaire de Kiko Rivera -ella misma pasó por el Deluxe para narrarlo-, Aurah encontró la mayor felicidad y el motivo de su constante sufrimiento el día que nació su hijo. El pequeño llegaba a este mundo aquejado de una complicada enfermedad que le impedía salir del hospital. Allí estaba su madre y, por aquel entonces, también su padre. Poco duró la familia, aunque tampoco es que a Aurah le haya hecho mucha falta. Para sacar a su hijo adelante ya se bastaba ella.
La dureza de su testimonio hizo que, poco a poco, fuese siendo noticia. Posiblemente, sin pretenderlo. Tan solo utilizaba lo que tenía a mano para evidenciar la situación por la que pasaban. Las redes se convirtieron en su mejor altavoz. Allí acudía a desahogarse, a calmar sus frustraciones y a expresar el amor infinito por su bebé. No fueron pocos los que se sintieron identificados con el sufrimiento de una madre. Imposible no hacerlo.
El caso de Aurah pasó desapercibido durante muchos meses. Tan solo unos pocos se hacían -nos hacíamos- eco de sus reivindicaciones, de su lucha para que la enfermedad de su hijo no quedase en nada. Aurah callaba. Rechazaba ofertas y se centraba en su pequeño. Para él era toda su energía. Al menos, la que le quedaba tras denunciar el poco caso que les dispensaba Jesé. Fue tal el nivel de dureza que tuvieron que verse las caras en un juzgado.
Ahora, Aurah ha dado el paso. Rompe su silencio y lo hace en un reality. ¿El motivo? Posiblemente económico. El tratamiento que necesita su hijo, maquinaria incluida, no es barato. Y si algo ha dejado claro es que por él es capaz de todo. La suya ha sido una historia de superación como pocas hemos visto. GH VIP ha conseguido lo que nunca hubiésemos imaginado. Separar a Aurah de su hijo, sí, pero también algo más.
Encontrar un personaje con un enorme tirón pero silenciado por las grandes cadenas no es fácil. Menos en una con tanta capacidad para crear sus propias estrellas. Con Aurah Ruiz lo han conseguido. Telecinco pone el escenario y la extronista todo lo demás. Como esto salga bien, tendremos tema para rato. Si no, ¡al tiempo!