Silvia Bronchalo (44 años), que todavía sigue en Tailandia visitando a su hijo en la prisión de Koh Samui, ha dado un giro de 180 grados en cuanto su actitud con la prensa. Rompió el anonimato por el que tanto ha luchado estos años para correr al lado de Daniel, acusado del asesinato de Edwin Arriera. De hecho, los portavoces de la familia pusieron en valor su valentía, ya que a pesar de que está rota y en el peor momento de su vida, viajó a la otra parte del mundo sola para demostrar lo que se hace por una de las personas que más quiere.
Desde entonces solo ha hablado una vez con la prensa para aseguran que una situación así es muy complicada de gestionar, pero además algunos días se ha mostrado muy educado e incluso se ha despedido de los periodistas que cubren la noticia en el país asiático. Con mucho silencio también desde que llegara, ha sorprendido mucho uno de sus últimos gestos con un reportero que se ha interesado por su estado anímico. Tras visitar a su hijo este miércoles 20 de septiembre, Silvia se ha encarado con un periodista de 'TardeAr'. Eran las once menos diez de la mañana cuando Bronchalo abandonaba la cárcel de Koh Samui tras cuarenta y cinco minutos de visita. Esta vez acompañada de un chófer particular. Su primera parada ha sido el parking de un centro comercial, donde ella y su acompañante no han perdido de vista todos los movimientos de su alrededor.
El recorrido ha seguido en una copistería donde ha imprimido documentos que tenían que firmar. Pero no solo eso, Silvia y su chófer se han desplazadso a otra imprenta y a su salida Silvia Bronchalo ha sacado su móvil de muy malas formas e incluso encarándose para grabar a los periodistas que estaban preguntándole por cómo estaba. Esta inaceptable actitud por quien se interesa por cómo está ella o su hijo todavía ha sorprendido más porque miércoles ha recibido una buena noticia. Alejandro Rodríguez, de 'TardeAR', ha contado que ha conseguido uno de los trámites que le va a dar acceso a una información que hasta ahora no podía tener: "El jefe de la corte provincial de Samui ha aceptado finalmente el poder notarial que Silvia solicitó. Le servirá única y exclusivamente para acceder a la documentación policial sobre el caso de su hijo y hacerse con copias sobre el mismo. Algo que había conseguido ya Rodolfo Sancho la semana pasada".
Así fue la llega de Silvia a Tailandia
Silvia Bronchalo apareció en Koh Samui el primer día sin querer hablar a los medios y totalmente desencajada. Fue al día siguiente cuando se armó de valor y dio el paso al frente de hablar para los medios. Silvia sí habló de su hijo y confesó sus emociones. "Lleva diez días, está bastante mejor dentro de lo que cabe. Daniel se ha emocionado mucho, como yo también. Nadie se espera una cosa así, nadie está preparado para recibir una noticia así, no te preparada nadie", dijo la expareja de Rodolfo Sancho, a punto de romperse en ese momento.
Desde entonces ha habido mucho silencio y con la llegada de Rodolfo Silvia se apartó a un lado dejando que el padre de Daniel fuera el que acaparara todas las miradas. Una vez el actor ha regresado a España ella ha vuelto a sus visitas normales, pero continúa sorprendiendo que ella haya pedido un permiso para conseguir una documentación que ya tiene su expareja. ¿Por qué no el intérprete le pasa ese informe que él ya consiguió la semana pasada? ¿Por qué no han aparecido juntos para dar una imagen de unión?
Rodolfo conoció a Silvia en 1993 en la escuela de interpretación. Fueron padres muy jóvenes -el 11 de junio de 1994 nació su único hijo, Daniel- y su relación duró 14 años. Tras tomar caminos separados, Rodolfo se consagró como actor mientras queella decidió abandonar su carrera como actriz para encauzar su vida laboral por un mundo totalmente diferente, el de las finanzas y la gestión de patrimonio. Siempre llevaron su paternidad de forma discreta. Desde que se supo en los primeros días de agosto de este 2023 lo que había ocurrido con Daniel Sancho en Koh Phangan la expareja se ha organizado la hoja de ruta a seguir, pero sin dar una imagen unida. Un reencuentro inesperado y doloroso que ambos han abordado como realmente han podido.