Dice que es como el ave Fénix, que siempre renace de sus cenizas. Geno Machado (35) ya ni cuenta los golpes que le ha dado la vida y confiesa que hubo momentos críticos y que se quedó en la ruina. Aún con alguna herida cerrándose, la cantante asegura que ya pasó. Ahora tiene su casa, su propia escuela en Marbella y su familia.
Han pasado 16 años desde ‘OT’. ¿Se han cumplido tus sueños?
Montar mi propia academia era uno de ellos y se ha cumplido. En cuanto a los discos, las cosas no fueron como yo esperaba. Ser una gran artista, el sueño que tenía desde pequeña, no se ha cumplido, pero no pasa nada. He ido construyendo y construyendo pese a lo que me iba encontrando.
¿Sorteando obstáculos?
Según he ido viviendo, he ido haciendo. No soy calculadora, ni controladora. Cuando he estado abajo me he dicho: “Geno, hay que hacer algo”. Y cuando he estado arriba: “Geno, hay que mantenerlo. Trabaja duro”.
¿Cómo ves esos años: con satisfacción o con desencanto?
Cuando echo la vista atrás lo único que echo en falta son los escenarios, el teatro musical, las giras, los conciertos, los autobuses, los aviones… ¿El negocio? Para nada. Terminé bastante harta.
Geno llorando frente al espejo antes de un concierto fue la imagen de las sombras de ‘OT’.
Estaba hecha polvo, aunque es verdad que soy muy dramática, muy alma en pena. Nos quedamos en Almería para repetir un concierto que se canceló por el viento y ese día yo tenía planeado ir a ver a mis padres. Era una niña de 19 años y de golpe me cambió la vida. Había miles de personas gritando mi nombre, pero estaba triste porque llevaba más de seis meses sin ver a mi familia.
¿Estabas preparada para aquello?
Nadie lo estaba, quizá los más mayores porque ya tenían una trayectoria. Pero, por mucha gente que tuviéramos al lado apoyándonos, creo que nos venía muy grande. Mi madre me decía: “Geno, esto es pan para hoy y hambre para mañana. Disfruta el momento, vívelo, pásalo pipa”. Pero no le hice mucho caso. Fui demasiado responsable. Me concentraba tanto que no lo disfruté.
¿Cómo es el día después? ¿El fin de la fama?
La fama me daba igual. Lo que me agobiaba era no poder seguir trabajando después de aquella oportunidad.
Pero seguiste…
De repente me asignaron a un grupo. No es que me hiciera mucha gracia, pero hoy me alegro. Formar parte de Fórmula Abierta me ha hecho ser lo que soy, tener lo que tengo y aprender. Trabajo muy bien en equipo y creo que es gracias a aquello, porque sola no tenía fuerzas.
¿Se te cerraron puertas por ser la ‘Geno de OT’?
Sí, muchas. Sobre todo a medida que se sucedían las ediciones’ y salía gente que destacaba. Ahí me decía: “¡Que me quedo sin trabajo!”. El programa iba quemándose y ser de ‘OT’ estaba devaluado. Empecé a pensar: “Madre mía, ábreme la tumba que me meto. ¿Qué hago con mi vida?”.
¿Y qué hiciste?
Ya había roto con la productora y era Geno Machado, sin representante. Tenía que buscarme la vida. Surgió un musical y, aunque no duró mucho en cartel, conocí a mi marido y me cambió la vida otra vez. Fue otro punto de partida.
¿Viste favoritismos al ver que a algunos compañeros se les ayudaba en su carrera en solitario?
No fue favoritismo. Es el negocio. ‘OT’ era un negocio, un programa con mucho dinero de por medio. Ahora soy una profesional, me he formado, pero hace 16 años era una niña y había compañeros que ya eran profesionales. Aunque no te niego que en aquel momento todos queríamos triunfar y fue como un jarro de agua fría, estoy convencida de que era el momento de aquellas personas y no el mío.
¿Cómo fue ‘El reencuentro’? Se han dicho tantas cosas…
Somos una familia de 16 hermanos y con los hermanos discutes, te peleas… Pero nos queremos muchísimo.
¿Hubo rivalidades entre Bisbal y Bustamante, por ejemplo?
No me consta. El reencuentro fue superbonito y yo estuve muy emocionada. Quizá es que antes del reencuentro algunos de nosotros acabábamos de pasar en una casa unos días y llegábamos con una complicidad especial. Y, bueno, que en un grupo de 16 personas siempre acabas teniendo más afinidad con unos que con otros, ¿no?
¿Seguís teniendo relación?
Yo hablo con todos. No soy de enfadarme. Tengo buena relación con todos. De hecho, tengo más relación con ellos que con mis hermanos y me lo afean los míos [risas].
¿Te han propuesto realities?
Me propusieron ‘GH’ hace un porrón de años, pero al final la cosa no cuajó. Me aconsejaron que no fuera e hice caso. Luego me llamaron de ‘Supervivientes’, pero acababa de nacer mi hijo y no quería dejar al bebé, que había nacido prematuro. No veo mal ir a un reality, pero en aquel momento dije que no. Siempre me he mantenido fiel a mis principios, a ser una artista. Y artista seguiré aunque tenga que comer todos los días pan con mantequilla.
¿Te arrepientes de no haber ido?
No, no me he arrepentido. Aunque quizá hubiera tenido más trabajo o más dinero y no habría caído en la ruina.
¿Llegaste a ese punto?
Sí. Lo que yo he pasado no se lo deseo a nadie. Fueron momentos muy críticos y me ofrecieron cosas bastante indecentes que no quise hacer. ¡Y me daban mucho dinero! Pero me dije: “Si solo tengo dinero para ir al supermercado a por pan y leche, no me importa”. Soy muy tauro, muy testaruda.
¿Cómo fue?
Al morir mi padre me quedé… Él se encargó de administrarme, de comprar fincas, propiedades. Pero tuve mala suerte. Das con las personas inadecuadas y eso te lleva a la ruina. Un tipo se metió en mi casa y me dijo: “No te pienso pagar más y me quedo con tu casa”. Me ocurrió en plena crisis, cuando el trabajo escaseaba. Tiré de ahorros, de lo que mi padre me había guardado con el objetivo de no tocarlo.
¿Pudiste solucionarlo?
-En eso estoy, saldando deudas. Gané mucho dinero, pero también trabajé mucho y fue traumático perder todo lo que tenía. Me da coraje ser como soy, tan recta, porque quizás si hubiera aceptado según qué trabajos no habría perdido la casa ni sufrido tanto.
Y ahora…
De todo se sale. Me han llamado de muchos programas sorprendidos por lo que me pasó. ¿De qué se sorprenden? ¡Con la crisis ha habido tanta gente que lo ha perdido todo! Yo me he caído, me he desmontado entera, pero he vuelto a volar, con sacrificio, con llanto, con sufrimiento. ¡Lo malo no dura toda la vida!
¿Te veremos en la nueva edición de ‘OT’?
No me han llamado.
¿Te apetecería estar de jurado?
Me siento capacitada. Soy directora de una academia que es muy parecida y en la que enseño lo que yo he aprendido y vivido. Si llegan a mi academia diciendo que quieren ser famosos, les contesto: “¡Aquí se viene a aprender!”. Les hablo de mi experiencia, de que hay que rodearse de la gente adecuada. Si te juntas con chupópteros te llevan a la ruina, como me pasó a mí.
Tu hijo mayor es tu alumno…
Sí. Marco tiene una voz preciosa. Y el pequeño, Luca, tiene un oído y una afinación increíbles, aunque aún no tiene ni media lengua. ¡Somos una familia de artistas!