Están a punto de cumplirse tres meses desde que Íñigo Onieva (34 años) le dio el 'sí, quiero' a Tamara Falcó (41 años), marquesa de Griñón, en una de las bodas del año. Una boda, por cierto, que estuvo a punto de no celebrarse porque hace ahora un año se filtró aquel vídeo de Onieva besando a una mujer en el 'Burning Man', el festival que se celebra todos los años en el desierto de Nevada. El 27 de septiembre, Tamara comparecía ante la prensa con aquel argumento que se hizo viral del "nanosegundo en el metaverso". La pareja, que apenas unos días antes había anunciado su compromiso, se quebró porque Tamara no estaba dispuesta a pasarle a Íñigo una infidelidad.
No anularon la fecha de la boda, aunque sí la pospusieron
La separación tampoco duró mucho porque en Navidad ya estaban de nuevo juntos. Eso sí, Íñigo tuvo que arrepentirse, fustigarse, humillarse públicamente, hacer el camino de Santiago y comenzar a ir a misa religiosamente. Lo que fuera para poder reconquistar el corazón de Tamara. La verdad es que en ningún momento anularon la fecha de la boda, inicialmente prevista para junio, aunque tuvieron que retrasarla al 8 de julio porque una de las invitadas, Isabelle Junot, estaba a punto de ser mamá en esas fechas. Isabelle, además de ser una de las mejores amigas de Tamara, es la mujer de su primo Álvaro Falcó y Tamara no quería que faltaran en el día más feliz de su vida.
Desde su boda, hemos sido testigos de la lujosa luna de miel de la pareja. Sudáfrica, París, Sotogrande... pero no hemos sabido nada del trabajo de Íñigo Onieva. ¿A qué se dedica el flamante marqués de Griñón? Nadie lo sabe.
La periodista Beatriz Cortázar desveló en exclusiva que Íñigo Onieva iba a entrar como socio en el accionariado del mítico Café Gijón, en pleno Paseo de Recoletos en Madrid. Sin embargo, esta información fue desmentida de inmediato por los propietarios del establecimiento que se hizo famosos por sus tertulias literarias. Más tarde, se especuló con que Íñigo, en realidad, tenía previsto presentar una propuesta de negocio al Café Gijón, pero no había nada concretado. Es decir, al final, nada.
Los rumores que vinculan a Íñigo con el Café Gijón, sin embargo, han continuado, por lo que los propietarios del local han tenido que salir de nuevo a la palestra. "Nosotros no tenemos ni idea de las intenciones de este señor. No sabemos nada. Ni hemos vendido ni vamos a vender", ha asegurado José Manuel Escamilla, director de la empresa que gestiona el Café Gijón, a la revista Semana.
Íñigo es cliente habitual del Café Gijón
Lo que sí ha confirmado el señor Escamilla es que Íñigo Onieva es cliente habitual del Café Gijón. "Íñigo viene por aquí y lo veo mucho porque vive al lado, creo, y viene con gente. Ha hablado conmigo para pedirme una Coca Cola o una cerveza y nada más". Antes de su boda con Tamara, Íñigo Onieva trabajaba como relaciones públicas en los restaurantes Tatel y Totó, además de ser un conocido 'foodie' junto a un grupo de amigos con los que formaba el grupo The Gurmen Club, que ahora parece tener algo abandonado.
Después de ser despedido de los restaurantes en los que trabajaba y tras el desmentido, por segunda vez, de que Íñigo pase a ser socio del Café Gijón, seguimos sin saber qué fuente de ingresos tendrá el marido de Tamara a partir de ahora. Sí se ha sabido que la exclusiva de la boda la han cobrado Tamara y él al cincuenta por ciento, por lo que, al menos por el momento, Íñigo cuenta con disponible para sus gastos.
Lo que está claro es que problemas económicos no va a tener la pareja, ya que Tamara no solo cuenta con sus colaboraciones en 'El hormiguero', sino que también tiene pingües ingresos por sus contratos publicitarios.
Del barrio de Justicia a Puerta de Hierro
Muy pronto, el matrimonio se mudará al ático que adquirió Tamara en Puerta de Hierro, muy próximo a la casa de Isabel Preysler. La vivienda le costó a la marquesa de Griñón 1,5 millones de euros, a lo que hay que añadir el costo de la reforma que encargó Tamara al arquitecto Joaquín Torres.
Lo que no está claro es que Íñigo deje el piso del barrio de Justicia en el que aún vive con Tamara. A él le encanta la zona y, sobre todo, vivir en pleno centro de Madrid, algo de lo que no podrá disfrutar cuando se trasladen a Puerta de Hierro.