La monarquía holandesa ha roto con la tradición al decidir enterrar a Friso, hermano del rey Guillermo Alejandro, en el pueblo de Lage Vuursche, junto a Utrecht. En esta pequeña aldea de menos de 200 habitantes se encuentra el castillo de Drakensteyn, donde Friso vivió sus años de infancia hasta 1980 y donde ahora volverá a vivir su madre, la princesa Beatriz. Friso murió el lunes a los 44 años tras pasar un año y medio en coma a causa de un accidente de esquí: quedó sepultado por un alud en febrero de 2012 en Lech, Austria. Friso deja viuda, la princesa Mabel, y dos hijas, Luana de 8 años y Zaira de 7.
La familia real ha querido un entierro en la más estricta intimidad. Todo el pueblo de Lage Vuursche ha estado cercado por la policía, se han cortado caminos y se ha vallado el recinto del cementerio. El pueblo ha amanecido lleno de cámaras que han recogido imágenes del coche fúnebre –que salió a las 9 de la mañana del palacio de Huis teh Bosch, en La Haya y llegó sobre las 10 a su destino– y de los miembros de la familia real vestidos de riguroso luto, entre ellos la princesa Beatriz y la viuda de Friso, Mabel.
La dinastía de los Orange tiene la tradición de enterrar a sus miembros en la cripta de la Nueva Iglesia de Delft. Pero en 2004 Friso decidió casarse con Mabel Wisse Smit a pesar de no contar con el permiso del Parlamento, molesto porque Mabel había ocultado su relación anterior con un mafioso holandés. Por eso Friso tuvo que renunciar a sus derechos dinásticos y, aun conservando el título de príncipe de Orange-Nassau, dejó de ser miembro de la realeza. Por ello sus restos no estarán en la cripta. Solo se ha producido históricamente otra excepción y fue en 1883 cuando la princesa Marianne, hermana del rey Guillermo II fue excluida de la familia por tener un hijo ilegítimo. Fue enterrada en Alemania.
En señal de luto, las banderas ondean a media asta en los edificios oficiales de todo el país.