Posiblemente el daño que considera la Familia Real que el príncipe Harry ha causado es demasiado grande como para obviarlo. O eso puede desprenderse de los gestos efectivos que hemos podido ver desde el fallecimiento de la reina Isabel II y el reencuentro de los Windsor con los Sussex -aunque estos, claro, también sean Windsor-. Ni entendimiento, ni cariño, ni siquiera una mirada de comprensión. La frialdad ha sido la tónica durante las apariciones de Meghan Markle y el príncipe Harry. Parece que la Familia Real, de momento, no olvida. Ni en tiempos tan convulsos como los que se avecinan.
Cada gesto, cada movimiento de los duques de Sussex ha sido analizado hasta el detalle en Reino Unido. La expectación era enorme y, claro, también la repercusión de cada una de sus salidas. Desde el comienzo, con los rumores que apuntaban a que Meghan Markle no viajaba a Balmoral por no ser bien recibida por su familia política, hasta el último adiós a la reina donde el príncipe Guillermo ni siquiera intercambió una mirada con su hermano. El enfado en la Familia Real es evidente por mucho que Meghan y Harry hayan hecho para intentar limar asperezas. Aunque, ¿realmente ha sido así? Hay versiones para todo el mundo.
Distancia y frialdad
La falta de entendimiento entre los príncipes de Gales y los duques de Sussex ha sido evidente en cada una de las veces que se han dejado ver durante los actos en honor y recuerdo de la reina Isabel II. En su primera salida, mientras Harry y Meghan se cogían de la mano, Guillermo y Kate avanzaban con gesto serio y distante. ¿Qué había pasado antes de salir a saludar a los ciudadanos? Los semblantes serios podrían justificarse por la solemnidad del momento vivido pero estaba claro que algo iba más allá.
Todas las veces que el príncipe Harry ha aparecido junto a su hermano, sea en la vigilia de los príncipes, sea en los traslados del féretro de la reina, la distancia entre ellos ha sido enorme. Pese a ir hombro con hombro, Guillermo no dirigía ni una mirada a su hermano. Harry caminaba temeroso, en segundo plano, dejando el protagonismo al príncipe de Gales. Le han educado así, sabe donde está su posición por mucho que luego haya renegado de la misma.
Esto ha quedado más patente todavía durante el funeral de Estado de la reina. Pese a las miradas de Harry, el príncipe Guillermo permanecía impávido. El camino de la reconciliación parece que se ha abierto pero todavía queda mucho por recorrer.
¿Y Meghan Markle?
El nerviosismo ha sido la tónica en el comportamiento de Meghan Markle. La duquesa de Sussex era más que consciente de la expectación en sus apariciones. De la mano del príncipe Harry, Meghan aguantaba el tipo ante los británicos. Su poca relación con los príncipes de Gales era criticada, también su cercanía con los ciudadanos presentes en Windsor. Todo en la duquesa es cuestionable, venga del lado que venga.
La posición protocolaria de la duquesa de Sussex y el papel del príncipe Harry en los fastos del funeral de la reina Isabel hacían que Meghan tuviese que aparecer sola en varias ocasiones. Trasladada en un vehículo diferente al que llevaba a la reina consorte y a la princesa de Gales, Meghan acentuaba esta lejanía con los Windsor mostrando una mayor timidez y dejando que fuesen Camilla y Kate Middleton las protagonistas. Incluso terminaba enjuagándose las lágrimas durante el funeral de la reina con total discreción, sin que casi se le notase.
¿Qué debía haber hecho Meghan para contentar a todos? Posiblemente la gran pregunta que no tiene respuesta alguna. Las declaraciones de la ex actriz acerca de la Familia Real, de los británicos y de su traumática experiencia en Londres hacían imposible que se olvidase todo en cosas de una semana. No es que Markle no se haya mantenido, en público, en el lugar que se esperaba en un protocolo tan férreo como el que se ha llevado a cabo, pero han sido muchos meses de distancia como para borrarlos de un plumazo. ¿Hasta dónde llega el cariño de los británicos por la duquesa? ¿Es suficiente para volver a empezar?
Condicionados por su papel
Trascendía durante los días de vigilia por el fallecimiento de la reina Isabel II la preocupación del príncipe Harry por la atención mediática que estaba despertando. Los periódicos ingleses recogían que el duque de Sussex habría dicho a uno de su amigos que dejasen de mirarle tanto porque lo importante era su abuela. Pese a la ruptura con su familia, el príncipe sabe perfectamente el papel que ocupa y así lo ha desarrollado durante estos días. Puede haberse quejado del trato de los suyos, puede haber dinamitado toda relación desde sus entrevistas en Estados Unidos, pero al final Harry ha vuelto a ser el que era.
Lejos parece que quede ese príncipe que se sentaba con Oprah para desgranar el sufrimiento de su pasado y su presente. Cabizbajo y muy afectado por la muerte de su abuela, el duque de Sussex se acercaba de nuevo a su familia y se mostraba impecable en público. Sin recibir, eso sí, ni un gesto de cariño y comprensión por parte de su padre o de su hermano. ¿Serán estos los nuevos motivos de Harry para regresar a Estados Unidos? ¿O acabará incorporándose de nuevo a la Familia Real como si nada hubiese pasado? El futuro vuelve a ser complicado para el príncipe Harry y Meghan Markle. Pero ¿cuándo no lo ha sido?