'MasterChef' ha vivido una de sus noches más tensas. Comenzó buscando al culpable de un presunto robo, el de una hoja del diario de Claudia. Parecía una nueva entrega de 'Chicas malas', pero terminó siendo una secuela algo despiada de 'En el nombre de la rosa'. La prueba de exteriores dictaminó, como es habitual, qué aspirantes acabarían en la prueba de eliminación. Menos Ana, que ella ya contaba con el delantal negro por haber hecho un comentario fuera de lugar en la expulsión anterior. Claudia también recibió un pase directo, sin más motivo que la votación de sus compañeros, pero su buena actitud en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche hicieron que su delantal se tornara blanco como por arte de magia. Fray Marcos no corrió la misma suerte y eso que contaba con el pin de inmunidad.
Fray Marcos, Álex, Francesc, Camino, David, Pilu y Ana fueron los que se enfrantaron a la prueba de elaboración. Se enfrentaron a una que muy pocos quieren: la repostería. Samantha puso humor a la prueba tirando la tarta nupcial. En esta caída se descubrieron las bolas que la tarta escondía. En ellas estaba el relleno que cada uno de los aspirantes tendría que utilizar. Todos tuvieron que presentar una tarta nupcial, aunque hubo quien tuvo una desventaja.
Cuando el cocinado superó la mitad del tiempo estipulado, Pepe Rodíguez paró el reloj. "Claudia, baja de la galería. Ha llegado el momento de descubrir cuál es tu ventaja", le ha dicho a la aspirante. Como bien le advirtieron Anabel Alonso y Bibiana Fernández, las retales de 'MasterChef', no iba a ser nada bueno. La italiana tenía seis rosas blancas y una negra. Las blancas daban 5 minutos más de cocinado. La negra quitaba 10 minutos.
La rosa negra tenía un nombre y Claudia la oportunidad de vengarse. La italiana aprovechó cada entrega para ajustar cuentas con sus contrincantes. Muchos de ellos no la habían tratado como a ella le había gustado. No todos le abrieron las puertas como ella se esperaba. Fue la última en llegar a las cocinas de 'MasterChef' y eso le pasó fecha. Entre reproche y reproche, se topó con una Pilu guerrera que no iba a dejar que le llamase 'radioPilu'. "No entiendo por qué hace este comentario. Fui la primera que quiso darle un apoyo cuando llegó. No he entrado en ninguna polémica y se me está tachando de algo que no soy", contestó.
La rosa negra no era para ella, sino para Marta, pero su respuesta provocó que Claudia cambiara de opinión. Pese a la jugarreta, Pilu se coló entre las mejores de la prueba junto a Ana. Quien tuvo que dejar su delantal en su puesto en su puesto (pin incluido) fue Fray Marcos.
Los aspirantes de 'MasterChef' se enfrentan, por fin, al dulce
Fray Marcos hizo lo que pudo y tiró de telenovela colombiana (de 'Café con aroma de mujer') para tratar de suavizar el golpe. No estaba bien hecha ni tampoco bien presentada. "Pero llegará otra prueba, que puede que sea de repostería, y que me tenga que ir también", razonó tras no dar, otra vez, el pin de la inmunidad. Se excusó en que no está pasando un buen momento personal, "y el ambiente que hay en casa no ayuda", espetó a sus compañeros. Algunos miraron con preocupación, otros como parecía que hubieran escuchado un chiste de Gila sin saber qué con el enemigo también se puede bromear.
Álex tiró de estetica ochentera para una tarta que de sabor estaba buena. Francesc creyó que su cocinado tenía que ver con 'Tres bodas sin funeral', pero Bibiana Fernández supo ver que tendría que, por si semejanza a un platillo volante, tendría que llamarse 'Aterriza como puedas'. Marta sorprendió con la que aseguró que ha sido su primera tarta, pero se llevó un pero de Jordi: el bizcocho estaba muy seco.
Pilu, convaleciente por la traición recibida y tras haberse quebrado durante el cocinado, presentó 'Besos con sonido', un guiño a esos familiares que detestamos de pequeños y que con el tiempo echamos de menos. Consiguió el halago de los jueces y las invitadas, y eso que estuvo a punto de tirar la toalla solo unos minutos antes. Por suerte, no presentó después que Ana, quien se lució con una tarta que dedicó a su padre. "La otra tarta que hice se la dediqué a mi madre", recordó.
Después de una tarta perfectamente ejecutada, fue el turno de la de Camino. Una que se parecía a la torre de Pisa por aquello de que sus capas se escurrían unas con otras.