“El ser humano a veces se deprime por ególatra”, dice Fernando Tejero quien pasó un periodo de su vida muy oscuro hace un año y medio. Entonces decidió ponerse en manos de especialistas que lo ayudaran a salir de la depresión que atravesaba por lo que acudió al psiquiatra, después al psicólogo y les hizo caso en todo, hasta en lo de hacer deporte.
“He cambiado físicamente pero sobre todo de aquí (señala la cabeza)”. Comenzar con un estilo de vida más sano lo transformó por dentro y por fuera; por eso está feliz con lo que ha conseguido gracias a su sacrificio y esfuerzo. El deporte se convirtió en su mejor aliado para dejar de tomar antidepresivos para tratar los ataques de ansiedad que lo acechaban. “El psiquiatra y después el psicólogo me dijeron que si no quería tomar antidepresivos tenía que hacer deporte. El deporte me ha cambiado la vida”. Se lo ha contado a Jesús Calleja que lo ha llevado a conocer otra realidad, la de los etíopes, y le ha servido para darse cuenta que, en ocasiones, en los países desarrollados nos quejamos por vicio. No sabemos agradecer lo que tenemos y nos focalizamos en buscarnos problemas que en realidad no tenemos.
“Estaba metido en un pozo con esta depresión”, y asegura que, junto con el deporte, lo que también le sirvió como bálsamo para el alma fue su trabajo en la serie ‘La que se avecina’. “Parte de mi terapia era currar. No quería que llegara el fin de semana”, así podía mantener la cabeza ocupada, pensar en sus guiones, sus compañeros y olvidarse un poco de sus problemas.
Ahora está mucho mejor. Vemos a un Tejero maduro, sereno y con las cosas claras. Reconoce que alguna vez ha pensado en ser padre, en adoptar a un niño, pero tal y como tiene ahora la vida, tan centrada en el trabajo, es consciente de que sería muy complicado, “si tengo un hijo, sería para criarlo yo, no para dárselo a alguien para que me lo criara”.