Fernando Tejero, desencajado, se sincera sobre los grandes dramas que han marcado su vida

El actor Fernando Tejero ha recordado en 'Camino a casa' algunos de los episodios más traumáticos de su infancia, como cuando con solo 9 meses se tuvo que ir a vivir con su tía

Lorena López
Lorena López

Periodista especializada en corazón y televisión

Fernando Tejero

Fernando Tejero se sincera con Albert Espinosa

Atresmedia

La vida de Fernando Tejero (56 años) no ha sido precisamente un camino de rosas. El escritor y director Albert Espinosa (49 años) ha convencido al actor para volver a recorrer ese 'Camino a casa' (laSexta) que une el colegio con su hogar. Fernando es natural de Córdoba, una ciudad en la que las distancias no tienen por qué ser demasiado largas. Sin embargo, la distancia se duplica cuando uno descubre que el intérprete tuvo dos colegios. "Tuve una infancia diferente que curiosamente me ha afectado en la adolescencia y en la madurez", adelanta antes de sincerarse sobre los grandes dramas que han marcado su vida.

Cuando solo tenía nueve meses, Fernando Tejero se mudó con su tía abuela. "La hermana de su abuela materna", aclara a cámara. "Me vine para un tiempo porque mi madre estaba enferma, pero ese tiempo fueron 13 casi 14 años. Con esa edad, mi tía enferma de cáncer y fallece. Es entonces cuando me tengo que ir de nuevo a vivir con mis padres. Me volví a mi casa", relata afligido.

Para Fernando, su tía "ha sido casi todo". "Ella cosía para la calle. Era una mujer supergenerosa. La recuerdo con todo el amor del mundo. Era muy buena, una loba con su familia", recuerda. Lo cierto es que ella tiene mucha culpa de todo lo que le ha pasado en su vida. "Ella era más artista que yo. Soy actor por lo que viví con ella en mi infancia", asegura. 

Fernando Tejero

Albert Espinosa y Fernando Tejero, en 'Camino a casa' 

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Perder a su tía es una de las situaciones más complicadas a las que se ha enfrentado. "Por aquella época era creyente y llegué a pedir que me muriese yo antes que mi tía. Puede sonar muy fuert, porque era un chico feliz, pero la persona que se me iba era mi todo. Hasta bien mayor dormía con la mano cogida de mi tía", recuerda. No solo perdió a un ser muy querido. Al fallecer su tía, tuvo que volver a cambiar por completo de vida. "Comenzó una nueva vida que yo no había elegido. Me pasé las noches llorando hasta que empecé a escuchar música con un walkman que me regalaron. Me refugié mucho en la música", añade.

Una cuenta pendiente con su padre 

Su relación con sus padres no fue mala, pero tampoco fue tan buena como con su tía. Con su padre compartía largas jornadas laborales en la pescadería mientras aprendía el oficio familiar. "Me gustaría haber sido más amigo de mi padre, haber tenido más comunicación con él. No me he podido expresar como yo era. Me gustaría haberle contado cada problema", relata. "Era duro porque trabaja con él y prácticamente no tenía comunicación, poco más que 'buenos días' o 'a trabajar'". 

Pero, como dicen el refrán, no hay mal que por bien no venga. Tejero se mudó cuando solo tenía 14 años a Madrid. "La idea de estudiar Arte Dramático no se me iba de la cabeza", confiesa. Al llegar a la capital, tuvo que buscar un trabajo para mantenerse. Por suerte o por tesón, había aprendido un oficio que le alejaría de la noche. "Yo no quería trabajar en un bar y gracias a que aprendí este oficio, lo evité", reflexiona. Esta ocupación la mantuvo hasta los 27 años. 

El origen de la ronquera crónica de Fernando Tejero

A Fernando Tejero le hubiera gustado poder lucir fotografías de Miguel Bosé en la carpeta que llevaba al instituto. "Pero era cosa de chicas", recuerda. Además de tener que enfrentar una vida nueva, también tuvo que buscar refugio del acoso escolar que sufría. "Entonces no existía eso del bullying", asegura. 

"Esta voz sabinera que tengo es de haberla impostado para que se dejasen de meter conmigo", cuenta Fernando. "Al igual que me quité la pluma yo solo, intentaba ser un macho, empecé a agravar la voz". No fue hasta que fue adulto, tras empezar a tomar clases para dedicarse a ser actor, cuando le detectaron algunos nódulos en las cuerdas vocales. "Es una voz muy característica, pero consecuencia de mucho sufrimiento", relata en un emotivo 'Camino a casa'.