El feísimo gesto de la madre de María Lapiedra en su boda

Uno de los mejores amigos de la colaboradora comparte esta desagradable anécdota que tuvo lugar en el enlace de María y Ramiro

Berto es un buen amigo de María Lapiedra que ha aportado nuevos datos de la malísima relación de esta con su madre, de ella nos hablaba en exclusiva esta semana en nuestra revista y haciéndola responsable de los episodios más dramáticos vividos en su infancia. Pero no solo de niña, su madre también le habría empañado el que debía de ser uno de los días más felices: su boda.

“María me contó que en su primera boda. Su madre no quería sentarse en la mesa de los novios, la mesa presidencial”, desvelaba al medio día en ‘Socialité’ Berto Molina. Todo el mundo sabe que los novios comparten su mesa con sus familiares más cercanos, pero la madre de Pascual no quería ocupar este destacado lugar para gran desilusión de su hija. “Ella acudió con el novio que tenía entonces y no quisieron sentarse en la mesa de los familiares. A María esto le dolió mucho. La explicación que le dio es que prefería estar en otra mesa con otras amistades que estar al lado de su hija”.

Afortunadamente, María tenía a su padre y a su hermano que sí quisieron ocupar su asiento en la mesa de los novios. “Fue pasando la velada, y el novio de la madre se tomaría un par de copas y se enfrentó a su padre, porque este no entendía que su exmujer no quisiera sentarse con su hija. Hubo un fuerte altercado”.

Este ‘feo’ hizo que las relaciones familiares se helaran. “Su hermano y su madre no se hablaron en todo un año”.

La colaboradora televisiva se sintió abandonada por su progenitora cuando esta se enamoró de un hombre y dejó la casa familiar. Esto es algo que jamás ha entendido y que le ha pesado como una enorme losa.

“María siempre ha buscado la aprobación de su madre. Su cariño”, destacaba este amigo, que ha sido testigo de algunos encuentros entre ambas. A ‘Pascualina’ le encantaría retomar del todo la relación con quien le dio la vida, y que esta ejerciera de abuela ejemplar con sus dos nietas, esas a las que conoció estas mismas Navidades.

El que ha sido siempre un incondicional de María es su padre. “Jamás se ha avergonzado de ella. Tenía una alerta en el móvil que, cuando se publicaba una noticia sobre María le llegaba a él de inmediato”.