“Quería desaparecer de la Tierra”, lo cuenta Pamela Anderson al referirse a uno de los episodios más estremecedores de su vida: sus abusos sexuales. Esta expresión la ha dicho ella, pero podría ser perfectamente atribuible a cualquier persona que haya pasado por lo mismo. Las violaciones dejan profundas secuelas en las víctimas, que, en algunas ocasiones, pueden desarrollar episodios de estrés postraumático, una enfermedad de la que recientemente ha hablado Lady Gaga.
No son pocos los famosos quienes en sus adolescencias e infancias tuvieron que vérselas con adultos sin alma que los utilizaban y abusaban de su inocencia. A veces, gente de su propia familia. Tim Roth ha revelado que su abuelo le violó, como también hizo con su padre. Un hombre sin escrúpulos que se dedicaba a aprovecharse de los más inocentes. Él marcó su infancia y una forma de sanar sus heridas fue a través de su película ‘The war zone’, que le sirvió casi de catarsis.
En todos los casos, conviene que las víctimas sepan que no están solas y que guardando silencio no beneficiarán a nadie, es más, acarrearán con una culpa y una vergüenza que no es tal. La única persona que debe cargar con esos sentimientos es quien ha perpetrado los abusos. Denunciar siempre es la solución, solo así se puede evitar que otras personas caigan en la misma situación y frenar de este modo al monstruo.
Para todos los que estéis en esta situación, ya seáis mayores o menores de edad, hablad con quien queráis, amigos, familia o alguien de vuestra completa confianza. Contadles cómo os sentís. No os calléis. Estáis a salvo y lo estaréis mucho más si denunciáis. Solo se puede acabar con los ogros de esta manera. Y vuestros testimonios serán las espadas que les darán fin.