Arantxa Sánchez Vicario ha perdido a su padre. Emilio Sánchez ha muerto a los 83 años tras llevar varios meses enfermo. El progenitor de la tenista llevaba ingresado en una clínica barcelonesa desde diciembre del pasado año, y su estado de salud iba mermando poco a poco. Además, sufría alzhéimer desde hacía años.
Afortunadamente, Arantxa, que desde hace dos años vive en Miami, pudo despedirse de su padre. La deportista lo visitó en la clínica médica el viernes pasado y ahí, imaginamos, lo besaría y puede que hasta lo perdonara, ya que sus relaciones los últimos años habían sido de lo más tensas debido a dos factores: a que su familia jamás miró con buenos ojos a su actual marido, Josep Santacana, y a que, según Arantxa, estos se aprovecharon del éxito que cosechó durante su carrera deportiva, llegando a dejarla entrampada.
Tanta tensión existía, que Vicario llegó a demandar a sus propios padres, aunque, al final, terminó por llegar a un acuerdo con ellos: no los echaría del piso que ocupaban en Barcelona, en cambio, pondría a la venta una de las casas de la costa.
Arantxa, además, en sus memorias dejaba patente que los suyos siempre la vieron como una manera más de sustento. Su trabajo se traducía en dinero para su familia, y esto era algo de lo que ella se quejaba en el libro.
Tras haber salido tan mal parados, los padres y hermanos menores de la tenista se distanciaron más de ella. También, la marcha de esta a Miami no ha ayudado a que estas rencillas acaben olvidadas.
El entierro de Emilio Sánchez se producirá el sábado en el cementerio barcelonés de Les Corts, donde tendrá lugar su tanatorio un día antes. Tanto Arantxa como Emilio, que viven en EEUU, viajarán para estar presentes en el sepelio.