Es una vivienda digna de una gran estrella. Pepa Flores, la querida Marisol, se desprende del que ha sido su chalet durante cuarenta años. La actriz, que este mismo mes de febrero cumplía 77 años rodeada de su familia quiso cambiar de vida. El fallecimiento de su pareja, Massimo, ha hecho que la actriz se plantee un giro radical a su vida y este no pasa por continuar en su impresionante ático en Málaga.
Tal y como ha podido saber la revista Lecturas en exclusiva, Flores ha puesto en venta la propiedad por 1,5 millones de euros. No es para menos. El chalet cuenta no solo con una impresionante ubicación en pleno Paseo de la Malagueta, sino que es toda una joya inmobiliaria. Pepa Flores lo adquirió en 1988, tres años después de retirarse y ya separada del que fue su marido, Antonio Gades. Desde entonces ha sido su hogar.
Tiene 150 m2 de superfície distribuidos en tres dormitorios, tres cuartos de baño, cocina y un gran salón, y desde él se puede acceder directamente a la playa. Lo que más llama la atención son sus dos grandes terrazas, una orientada al sureste y otra al oeste, con unas increíbles vistas al mar. Incluye trastero y una plaza de garaje.
Luis Pliego, director de la revista Lecturas, ha dado todos los detalles de esta nueva decisión de Pepa Flores. "Mañana veremos toda la casa en la que se ha enclaustrado Marisol las últimas cuatro décadas. Os va a llamar la atención esa casa. No es como os podáis imaginar", ha empezado el periodista.
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"Para las fotografías para la venta es posible que haya despojado de elementos personales, pero se puede ver el estado. Quien la compre tendrá que reformarlo", ha comentado. Además, Pliego ha afirmado que "la realidad es que busca otro tipo de casa". Mientras la encuentra, "va a pasar un tiempo en casa de su hija María", ha informado Luis. Pepa estaría pidiendo "millón y media por su casa".
La nueva vida de Pepa Flores
El dolor se ha apoderado de la actriz. El fallecimiento del que ha sido su pareja durante treinta años ha dejado a Pepa Flores muy afectada. Siempre con sus hijas a su lado, apoyándola y consolándola, la que fuese la gran estrella del cine español quiere poner algo de distancia. Pepa ya no quiere seguir viviendo en la casa que compartió con el que fue su gran amor.
No es esta la única propiedad que tiene la actriz. A solo 30 kilómetros de Málaga, Pepa Flores pose también una finca Tural donde tiene huerco y animales. Es una de sus pasiones. La que fuese la niña prodigio del cine invirtió parte del dinero que ganó en estas adquisiciones. Ahora se desprende de su ático.
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Flores podría irse a vivir con su hija María Esteve, que tiene una casa en El Rincón de la Victoria. No obstante, se desconoce por el momento cuales serian los planes de la actriz respecto a su nueva vida. El dolor por el fallecimiento de su pareja ha hecho que todo cambie.
La reaparición de Pepa Flores en una celebración muy importante
Como hemos dicho, Pepa Flores decidió marcar una distancia total con su anterior vida. Es por eso que cada aparición de la artista se ha convertido en un hecho noticiable. La más reciente fue hace unos meses cuando Pepa acudió al 50 cumpleaños de su hija, María Esteve, que compartió varias imágenes en sus redes sociales.
"Pues hemos llegado. Un viaje hasta hoy extraordinario y todo lo que queda por venir. Feliz de celebrar mi cumpleaños, rodeada de amor y de sorpresas que jamás esperaba y con el deseo para todos de un magnífico Año Nuevo. Salud, mucha salud, paz y amor para todos", escribía María. En las instantáneas que acompañaban al texto podíamos ver el gran día que celebro con sus familiares, entre los que se encontraba su madre, Pepa.
Las memorias de Marisol en Lecturas
Marisol saltó a la fama en 1958, cuando su padre firmó un contrató artístico con el productor Manuel Goyanes que la ataría al panorama social y cinematográfico español hasta los 18 años. Cuando terminó esta etapa y quiso poner distancia con todo este mundo, Pepa Flores decidió sincerarse en 'Así es mi vida', unas memorias publicadas por la revista Lecturas en 1968.
En ellas, la artista se sinceraba sobre el cambio de identidad cuando aún era una niña, su llegada a Madrid desde Málaga y cómo dejo su timidez por un desparpajo que la caracterizaría hasta que abandonó las cámaras.
"Cuando llegamos a Madrid para el rodaje de la primera película, mi madre y yo nos hospedábamos en casa de una tía mía. Pero un día en que fuimos a ver la televisión a casa del señor Goyanes, me invitaron a que pasara allí la noche. Me quedé aquella noche, y las sucesivas durante diez años", contaba sobre aquellos primeros días en la capítal.