Orgullosa de sus canas y feliz de decir que por fin hace realmente lo que
le da la gana, Nina publica su libro más personal. ‘Menopausia. Los mejores años de tu vida’. Un trabajo en el que comparte su experiencia con la menopausia, a la que ella entró de forma abrupta y precoz cuando a los 44 años tuvo que someterse a una operación quirúrgica. Un proceso no siempre fácil, en el que ella ha tenido al lado al mejor compañero, Toni, su pareja desde hace 22 años. Nos lo cuenta cuando acaba de estrenar ‘Mariliendre’, la serie de Los Javis que supone su regreso a la televisión.
¿Este libro nace con la intención de ayudar a las mujeres que pasan por este proceso?
No, el verbo ayudar me da un poco de grima. Lo que pretendo es que este libro sea útil. Me proponen escribirlo para que cuente cómo llego a los 58 años con esta forma física.
Pero yo no soy ejemplo de nada ni quiero ser gurú. Quiero enviar el mensaje a todas las mujeres, a las que están en el proceso de la menopausia y a las que aún no han llegado, que nunca se paren, que se muevan.
Y eliges el subtítulo de “los mejores años de tu vida”
Sí, no es una frase hecha, ni un tópico. La menopausia es una sacudida en toda regla, pero hace que las mu-jeres, que somos cuidadoras natas y cuidamos siempre de los demás, por fin nos ocupe- mos de lo más importante, que es cuidarnos nosotras, cuidar nuestro cuerpo.
¿No te parece que las mujeres hoy vivimos el proceso de la menopausia con más preocupación que nuestras madres?
-Sí. Cuando le pregunté a mi madre cómo había vivido la menopausia, me dijo: “Ay, no sé chica, pues normal”. Sabía perfectamente que me iba a decir eso. Nuestras madres son hijas de la posguerra, su preocupación era poner un plato en la mesa. Ni les pasaba por la cabeza ocuparse de ellas. Nosotras hoy tenemos de todo, pero por culpa de las redes vivimos sometidas a la esclavitud de tener que estar siempre guapas y ser eternamente jóvenes. No podemos tener manchas en la piel ni dejarnos el pelo blanco...
Tú lo hiciste con 55 años.
-Sí, aquello fue un punto de rebeldía. Me dije: “Me hago mayor, pues me quiero hacer amiga de esa Anna Maria [su verdadero nombre] que se va haciendo vieja”.
Garófano
¿Alejarte de Nina?
-Si, también del personaje público. Decidí no perpetuarme en la imagen de quién había sido. Yo no quiero ser Cher, que tiene exactamente la misma imagen que cuando era
joven. Lo respeto, pero para mí no tiene ningún sentido querer seguir siendo siempre joven. Yo quiero ser quien soy ahora. No me quiero perder ni un segundo de quién soy ahora.
Garófano
¿Y quién eres?
-Mira, yo hace dos años, a los 56, me dije: “Yendo bien, si tengo salud, me quedan pocos años de vida”. Y por tanto, decidí dedicar los pocos años que me quedan a vivir el ahora y el aquí. Si quiero ir en bici, voy; si quiero salir a nadar al mar, salgo; si quiero cocinar, cocino; si quiero leer, leo; si me sale alguna cosa de trabajo interesante, la hago, y si no quiero hacerla, no la hago. En ese plan estoy. Estoy en el momento en el que realmente empiezo a hacer lo que me da la gana, y es maravilloso. Vaya, que me levanto por la mañana y hago lo que realmente me apetece.
¿Eres consciente de que eres una privilegiada?
– Sí, cierto, no todo el mundo puede hacer eso.
Pero es que he trabajado muchísimo y sigo trabajando. Quiero decir que no estoy jubilada, trabajo mucho. Pero sí, en el momento de escoger entre salir a pasear en bici o quedarme delante del ordenador para solucionar una gestión, seguramente me iré en bici. Y la gestión que espere. Estoy en ese plan.
Garófano
Y eres también afortunada en el amor. Llevas 22 años al lado de Toni. ¿Qué papel ha jugado él en todo el proceso de tu menopausia?
– Yo digo que mi libro es el libro que cualquier hombre tendría que leer para entender a su pareja y saber acompañar. Pero creo que Toni no se lo tendría que leer [risas], no le hace falta. Es un compañero maravilloso. Cuando me operaron y me vaciaron, entré en la menopausia sin pasar por el climaterio, los diez o doce años de adaptación. Un buen día me levanté, me miré al espejo y dije: "Me suenas, pero no sé quién eres”. Cada vez que yo decía eso, tenía a Toni al lado diciéndome: “¡Qué guapa estás!”, “¿Qué haces para estar cada día más guapa?”.
El mejor apoyo.
-Sí, pero lo mejor de todo es que era verdad, me lo decía de corazón, no me lo decía para animarme. La belleza, aunque pueda parecer un tó- pico, no está fuera, está den- tro, en los valores que tienes. Toni ha sido fundamental en todo mi proceso, me ha ayu- dado mucho.
No debería, pero ¿se ha leído el libro?
-Sí, le ha entusiasmado. Y eso que Toni es muy críti- co, porque es editor.
Dices que haces lo que te da la gana y en esas llegan Los Javis y te proponen participar en su nueva serie, ‘Mariliendre’. ¿Te lo pensaste?
– No, ha sido brutal. Se lo he agradecido mucho porque yo lo del edadismo no lo he experimentado, pero sí he tenido la sensación de que a lo largo de los años no me han llamado para proyectos porque mi imagen está muy marcada por ‘Operación Triunfo’.
Muchos han pensado que aquella Nina de ‘OT’ es incapaz de hacer nada más allá de lo que hizo en su día.
Los Javis, no.
– Los Javis, todo lo contrario. Les dije en la primera lectura de la serie que les agradecía que hubiesen dejado de lado prejuicios y tópicos. No me han venido a buscar por ser una cara conocida, buscaban el perfil de una mujer con fortaleza, con contundencia y una cosa arisca y de amargura, con una voz muy característica para cantar unas determinadas canciones. La serie es una puñetera maravilla.
En dos años cumples 60. Los 50 los celebraste con una fiesta sorpresa en el escenario en Córdoba representando ‘Mamma Mia’.
-Será difícil superar aquello. Después de aquella fiesta pensé “si me muero mañana, me moriré feliz”. No sé, teniendo en cuenta que ahora cada día voy a nadar al mar, quizás sería una buena idea hacer una fiesta en la playa. Los 60 se han de celebrar.
Y los 70 y los 80...
-Por supuesto. Me encanta cumplir años.
¿Cómo te ves a esa edad?
-Cuando me operaron tomé conciencia de cómo quería verme un día con 80 años y me dije: “Quiero ser autónoma, vestirme sola, salir sola, no depender de nadie”. Y me lo he currado. Por tanto, me veo nadando, yendo en bici... Haciendo las cosas que me gustan. Pero no me veo en el escenario.