Mario Vaquerizo regresa a los escenarios tras la aparatosa caída en la que casi pierde la vida el pasado mes de octubre. A sus cincuenta años está convencido de que la vida le ha dado un toque y está decidido a no pasarlo por alto.
El nuevo single de las Nancys Rubias se llama ‘Reset’ [reiniciar en inglés], vuelves al escenario a cantar con más ganas que nunca.
-Sí, es un grito a la vida y un mensaje muy optimista, como soy yo. Es la vuelta a los escenarios después de una caída que, gracias a Dios, no fue fatal, podría estar muerto o tetrapléjico. Me tomo las cosas con tal vitalidad y sentido del humor que parece que no son graves pero en este caso lo fue. Después de caerme en Cáceres me trasladaron a Madrid, por la noche dejé de ver e ingresé en urgencias de oftalmología del Ramón y Cajal.
Tuviste que quedarte mes y medio.
-Fue pronóstico reservado y muy jodido, dijeron que no había nada que hacer, que todo dependía de la evolución del paciente. Tenía solo un cinco por ciento de visión. Ahí fui consciente de la gravedad, cuando me dijeron que las buenas noticias eran que estaba vivo. Fue un bajón muy grande para mí y para Olvido, que estaba conmigo.
¿Cómo viviste el mes y medio en el hospital?
-Estuve muy a gusto, no paré de hablar en todo el tiempo, las enfermeras me pedían que no hablara tanto. Me sentía en el sitio más seguro del mundo, sin dolor, porque estaba dopado, con mi mujer, mis padres y rodeado de todos mis amigos, que venían a verme. Estaba tan mal que no quería estar en ningún otro sitio. Estuve muy bien atendido, con un grupo maravilloso de médicos, que me dijeron que tenía mucha clase como paciente, así que le di también una lección a mi mujer y mis amigos, que tenían miedo de cómo lo iba a llevar. Me dio por comer, Olvido me regañaba por esto.
¿Lo sientes como un antes y un después en tu vida?
-Totalmente, para mí no ha sido un accidente, yo lo he entendido como que la vida me ha parado y me ha dado un toque. En ese sentido, ha sido un viajazo que me ha hecho replantearme muchas cosas. Soy muy afortunado, pero no paro de trabajar, el exceso de trabajo y las prisas hacen que no pienses las cosas ni las disfrutes y eso puede acabar en un desenlace fatal. El problema fueron las prisas y la preocupación que traía por un problema laboral. Hay muchas más cosas en la vida además del trabajo, aunque el trabajo te guste mucho. He visto cómo podría haber sido mi vida después de este accidente y no me ha gustado.
¿Te has propuesto un cambio vital?
-Sí, me había llenado la boca diciendo que a mí nunca me desconectaran si me quedaba en coma o que quería seguir viviendo si fuera paralítico, pero al ver que podía ser real tengo claro que no quiero eso. He estado al borde de la muerte, pero he tenido la suerte de resurgir, física y anímicamente. Me ha ayudado mi forma de ser, el ser positivo y reírme de mí mismo, pero también la fe, rezar a mis santos y mis vírgenes.
¿No le has cogido miedo al escenario?
-No, he cogido miedo a no vivir en vida por el estrés, por no pensar las cosas y no saber disfrutar de lo que realmente te hace feliz. Quiero más tranquilidad, menos estrés y si algo no sale no pasa nada, por algo será. Me ha quedado una pequeña deficiencia en el ojo, tres puntos en la mácula donde la sangre no llegó. Estuve cuatro minutos inconsciente y tirado en el suelo y eso afectó a mi visión. Y el collarín igual, ya sé que tengo que llevarlo, lo tengo interiorizado, voy a terminar la rehabilitación y me vuelvo a subir al escenario en dos semanas.
Gtres
Tu entorno no te ha fallado.
-Al contrario, se ha visto todo reforzado aún más. Tengo tres pilares: mis padres, mi mujer y mis amigos. Siempre los he tenido muy consolidados, pero ahora más, si cabe. Lo que no sabía es que la gente me quería tanto, he recibido mucho cariño, muchos mensajes que no podía contestar, pero que en esos momentos en los que estás más sensible te reconfortan mucho. Podía estar muerto, así que solo veo ventajas a todo lo que siento. Incluso he dejado de fumar, de la noche a la mañana y sin pretenderlo porque ni podía ni me apetecía.
¿Has podido reírte de todo ya?
-Sí, hay que reírse de todo en la vida, yo digo que me salvó el cardado pero, según me dijeron los médicos, me salvó la vida el estar delgado y ser un deportista, si no me hubiera partido el cuello. Sigo haciendo rehabilitación y ejercicios de foniatría para recuperarme y tratar de darlo todo, porque me divierte mucho y me hace muy feliz, pero un poco “acojonadillo” sí estoy. No creo ni en la soledad ni en el silencio. Si no hubiera estado rodeado de toda la gente que me quiere, por muy positivo que yo fuera, mi recuperación no hubiera sido igual.
¿Cómo afrontas los próximos meses?
-Ahora me voy a centrar en la gira de verano con Nancys y de mánager con Fangoria. Soy consciente de que la profesión conlleva altos y bajos, tengo todo muy bien atado para poder trabajar por apetencia y no por necesidad. No he invertido con afán de enriquecerme, pero sí de buscar una tranquilidad que me permita vivir de las rentas como toda persona del mundo del espectáculo que tiene sentido común.