La semana pasada terminé el blog diciendo que cuando leyerais estas páginas yo me encontraría en un quirófano. Ha llegado la hora de contaros qué me ha pasado, porque llevo pasado un calvario con la boca. Creo que, en alguna ocasión, os he confesado que tengo un problema periodental o, para que todo el mundo me entienda, una enfermedad en las encías. Algo que lógicamente se agravó con mis tratamientos de quimioterapia y con el que tengo, actualmente, por el tema del cáncer.
Cuando participé en ‘MasterChef’ empecé a sentirme peor. He tenido momentos de caérseme una muela casi viajando. He ido aguantando, como buenamente he podido, teniendo un trabajo público como el mío en el que la cara, la boca y los dientes son algo fundamental. Cuando tenía todo cerrado para que me vieran los médicos y ponerle solución a este problema, dos días antes murió mi madre y tuve que paralizarlo todo.
Dentro de poco empiezo una nueva aventura en ‘Bake Off: Famosos al horno’, un programa de repostería. Tengo un miedo espantoso pero, a pesar de mis temores, me gustaría quedar bien y llegar lejos. A ver si consigo eliminar ese mito que decía mi abuela: “Buena cocinera, mala repostera”. No es por nada, pero en mi familia siempre hemos cocinado muy bien. Ahora, hacer postres ya es otra cosa. Desgraciadamente, he tenido poco o casi ningún tiempo para prepararme para este nuevo reto. Ahora mismo, me encuentro en un sprint después de la intervención de la boca, que me realizaron el pasado miércoles, en el Hospital Santa Elena de Madrid.
Quiero dar las gracias, al doctor Blanco y a todo su equipo: Cristina, Emilio, Isidro y al resto del personal que me han cuidado con todo el mimo posible. Sobre todo, en momentos en los que estaba asustada y nerviosa. Gracias por apoyarme a tomar la decisión de meterme en una intervención tan seria como esta. Me desprendí de todas mis piezas dentales para ponerlas todas nuevas y buenas. Sigo en un proceso de recuperación. Todavía estoy hinchada y me cuesta trabajo hablar. Dicen que es lo normal, pero no en vano estuve siete horas en un quirófano. Sé que el resultado es bueno y provisional. Espero que el definitivo sea más espectacular, aún. Entrar por la puerta de un hospital fue para mí un recuerdo muy complicado.
Lo he pasado muy mal por mi enfermedad y porque la doble mastectomía me arrastró la vida y me la cambió de alguna manera. Así que esos nervios siempre están ahí por el quirófano y por la anestesia. Además, es que no sé qué es lo que pasa que siempre que me operan me dicen que la intervención va a durar un tiempo y siempre estoy más horas de lo previsto. Me toca siempre el bingo, en lo que ha intervenciones quirúrgicas se refiere.