EXCLUSIVA | Abrimos el álbum de la impresionante boda de Pelayo Díaz ('Supervivientes 2025') con su exmarido, Andy McDougall: dos coronas, infinidad de famosos y un hacha

"Me siento como Cenicienta. La boda está llena de sorpresas", avanzó Pelayo a Lecturas antes de aterrizar (de manera literal) en el Palacio de la Fresneda, la finca en la que se llevó a cabo este enlace para el recuerdo. 

Este intrépido novio escogió el tema central de la película 'Misión Imposible' para hacer una entrada absolutamente memorable. 

Pelayo fue quien esperó en altar a que su futuro marido llegara a su lado. Los novios estaban muy emocionados y no contuvieron las lágrimas cuando sus hermanas leyeron sus discursos, ni cuando Marta Torné, encargada de ejercer de maestra de ceremonias, que ya eran marido y marido. Andy, al igual que su chico, también llevó una pieza de joyería en la cabeza, en su caso, una corona de laurel. Su atuendo también lo firmaba Dolce & Gabanna. 

Al inicio de su relación, Pelayo y Andy hicieron frente a los kilómetros que le separaban. Se habían conocido en unas vacaciones y, al principio, cada uno vivía en un continente distinto. Cuando los planes de boda fueron una realidad, McDougall se mudó a Madrid, apostándolo todo a su relación. 

La pareja, a pesar de que ya no está junta, mantiene una estupenda relación. Los dos son grandes amigos, de hecho, su exmarido es el defensor de Pelayo en 'Supervivientes'. "Nadie me conoce mejor que él". 

"Siento que no les he dado muchas alegrías", dijo Pelayo al referirse de sus padres, en 'Supervivientes'. Lo cierto es que el joven les anunciara que iba a estudiar diseño de moda fue un shock absoluto, puesto que esperaban que él se dedicase a la construcción, siguiendo la tradición familiar. A pesar de la sorpresa inicial, el asturiano obtuvo apoyo y cariño incondicional, y hasta le animaron a que se fuera a Londres a cumplir su sueño, estudiando en una de las escuelas de diseño más importantes de todo el mundo, la Central Saint Martins. 

Su hermana Natalia siempre ha sido su musa, su gran defensora y su apoyo incondicional. "Ella era mi Kate Moss y yo iba a ser su Galliano", dijo él en alguna ocasión. Esta madre de dos hijos siente debilidad por su hermano a quien siempre ha protegido bajo su ala, animándole a hacer realidad sus deseos y siendo su máxima valedora. Para un día tan importante, escogió a los diseñadores de cabecera de los novios y también vistió de Dolce & Gabanna. 

Fue la gran boda de la moda, a la que no faltaron algunas de las mujeres más elegantes de este país como Juana Acosta, Marta Torné, Mónica Cruz o Hiba Abouk, quien también leyó en la ceremonia y dijo de él que era "uno de los hombres de su vida". 

Además de estas, nombres tan importantes de la escena digital como Gala González, Aida Domenech o Alba Paul. Tampoco se lo quisieron perder amigos como Boris Izaguirre, Carmen Lomana, Alfonso Basave o Topacio Fresh. 

Durante el cóctel, y debido al calor que hizo ese día de septiembre, los mojitos volaban de las dos barras que se dispusieron para todos los invitados.

El coctel constó de sushi, embutidos, tablas de quesos y dos de los platos favoritos de Pelayo: arroz con carabineros y fabes con centollo. 

Cuando este picoteo llegó a su fin, los asistentes se ubicaron en torno a las mesas distribuidas bajo una carpa y con decoración que giraba en torno al blanco inmaculado, que se mantuvo tanto en flores como en velas.

Como detalle de los novios con sus invitados, y siguiendo la temática de los príncipes y los cuentos, unas manzanas al estilo de 'Blancanieves' y servilletas con sus iniciales bordadas, les  esperaban  en sus respectivas mesas. 

Tras los entrantes del cóctel, Pelayo y Andy agasajaron a sus seres queridos con una crema de tomate y una parrillada argentina en honor del segundo. 

Ni cuchillos ni espadas. Un hacha. Los novios, para cortar su impresionante tarta de cuatro pisos, escogieron este peculiar sistema para repartir el postre a todos sus invitados. 

En una boda como esta, protagonizada por dos príncipes que se enamoran, no podían faltar los guiños musicales a Disney. El tema que abrió el baile, y que supuso su primer vals como recién casados, no podía ser otro que 'Eres tú mi príncipe azul', la banda sonora de 'La bella durmiente'. 

Después el tono cambió para volverse mucho más cañero gracias a los DJ que contrató la pareja y que estuvieron poniendo música hasta altas horas de la madrugada.

En un momento determinado de la noche, un tatuador ofreció a los asistentes la posibilidad de grabar en tinta un recuerdo de la jornada. Por supuesto, los novios fueron los primeros en pasar por sus manos, grabándose la inicial del otro en el tobillo.