A juzgar por el rostro serio con el que ha reaparecido Eva González este jueves, la sonrisa de la presentadora se convierte en tristeza cuando se apagan los focos. A penas han pasado siete días desde que acató su papel de maestra de ceremonias en la presentación de la nueva edición de 'La Voz' con la mejor de las actitudes, una intensa semana en la que ha cumplido 42 años y ha tenido lugar el que hubiera sido su séptimo aniversario de boda, más lejos que nunca de Cayetano Rivera.
Aunque el matrimonio sigue firme en su decisión de no dar explicaciones sobre el punto en el que se encuentra su relación, su ruptura ya es un secreto a voces, María José Suárez lo confirmaba (sin querer) al afirmar que Eva se está refugiando en el cariño de sus amigos más íntimos. Eva y Cayetano viven separados desde hace meses -él en Ronda (Málaga) y ella en Mairena de Alcor (Sevilla)- aunque mantienen contacto casi a diario por el único hijo que tienen en común.
A caballo entre Madrid y Sevilla, donde se mudó con toda su familia hace solo dos años, Eva González, cubierta bajo unas enormes gafas de sol, era captada por las cámaras a su llegada a la ciudad andaluza, la imagen de su rostro habla por sí sola y es que a pesar de que ya hace algunos meses que tomaron la decisión de emprender rumbos por separado, esta etapa no está siendo nada fácil para ninguno de los dos.
Ataviada con un look cómodo e informal compuesto por jeans, chaqueta gris de doble faz y botines negros, la presentadora ha preferido no responder a las preguntas de los reporteros. Eso sí, no ha podido ocultar el malestar que arrastra desde hace semanas.
Proceso de divorcio en camino
Las últimas informaciones apuntan a que habría sido Eva González quien habría iniciado los trámites de divorcio. Una separación de mutuo acuerdo en la que no existe problema económico aparente al margen de la finca que, tal y como adelantó Lecturas, compraron solo cinco meses antes de romper en Mairena del Alcor (Sevilla) para construir la casa de sus sueños. Ambos poseen un patrimonio independiente que no entraría en juego y simplemente, al igual que Shakira y Piqué, tendrían que llegar a un acuerdo por su hijo.