El recuerdo de Sandra Domecq sigue estando muy vivo entre sus hijos y su círculo íntimo. Bertín Osborne se sigue emocionando cada vez que recuerda a su primera esposa, que falleció víctima de un cáncer hace catorce años, en 2004. Este 12 de agosto es una fecha dolorosa para todos ellos, pero también una ocasión para bailarle a la vida. Pues, Sandra luchó hasta el fin de sus fuerzas y, hasta que esta cruel enfermedad se lo permitió, dio una auténtica lección de vida a todos los suyos.
Por eso, las reuniones en memoria de su madre son tan especiales para Eugenia, sus hermanos y para todos aquellos que tuvieron la suerte de que Sandra iluminara sus existencias durante los intensos y plenos 51 años que tuvo de vida.
La hija mediana de Bertín ha compartido un momento íntimo de los preparativos del homenaje familiar a su madre. Por lo que ha dejado caer, se encontrarían todos reunidos en el lugar que más recuerdos guardan de ella. Se trata del domicilio conyugal que tenían Bertín Osborne y Sandra Domecq en Jérez de la Frontera (Cádiz), antes de su mediático y largo divorcio en 1991. Aquella etapa fue de las más felices del cantante y de sus hijas Alejandra, Eugenia y Claudia. A pesar de que su matrimonio no funcionó, el cantante y su exmujer mantuvieron siempre una gran relación.
En las imágenes publicadas por Eugenia, aparece en la cocina concentrada en los preparativos. Quien sí seguro está con ella es su hermana Cristina Portillo, fruto de la unión de Sandra Domecq con el empresario Fernando Portillo, y a quien Bertín adora.
En un breve texto da unas pinceladas de cómo piensan recordar a su madre, sin eludir confesar que sigue siendo en muchos aspectos un trance doloroso. Por suerte, están todos juntos para sobrellevarlo de la mejor forma posible. "¡¡¡Ya está casi todo para el 13!!! Es una fecha dura, pero que siempre intentamos disfrutarla ¡¡¡como ella hubiera querido!!! ¡BAILANDO! ❤️❤️❤️ #cookingwithlove #cocinaconamor#specialday #diaespecial #jerez #family". Definitivamente, no hay mejor homenaje que bailar hasta que les duelan los pies y se les eleve el alma para sentir la conexión con su madre.