Corría agosto de 2015 cuando el guardameta David de Gea y su pareja, la cantante Edurne, veían su sueño a punto de cumplirse. Todas las conversaciones que el jugador del Manchester había mantenido en los despachos del Bernabeu apuntaban a que la siguiente temporada vestiría de blanco, defendería la portería del Real Madrid y por tanto se trasladaría a vivir en la capital.
Por fin podrían empezar esa vida en común de la que tantas ganas tienen Edurne y él. Por fin vivirían juntos, el dejaría Inglaterra y ella la casa de sus padres, con los que convivía. Pero todo se truncó, los papeles no se hicieron a tiempo y la FIFA no aceptó el fichaje. Todas las ilusiones se vinieron abajo. Pero la pareja, aún en la distancia, continuó su relación y mantuvieron la esperanza de que pronto llegaría el momento de abandonar a la tercera en discordia, la distancia.
Un año más tarde, en el verano de 2016, cuando podría haber llegado el momento, los cambios en el equipo blanco lo impidieron. Entonces el entrenador ya no era Benítez, sino Zidane. A este cambio se le sumó que él había renovado con el Manchester el año anterior y por tanto su fichaje costaba más dinero. Pero no solo influyeron factores técnicos. También la capitanía de Sergio Ramos, muy amigo de Keylor Navas, y la buena temporada del último, jugaron en su contra.
Un año más de espera, un verano difícil en el que el jugador vio empañada su imagen al ser salpicado por el escándalo sexual de Torbe y ninguna noticia del club merengue. Ya lo daban por perdido. No sería el Madrid su tabla de salvación para comenzar a vivir ese cuento de hadas del que tantas ganas tienen.
Este año, ya nadie recordaba la intención de Florentino de fichar a De Gea y, sin embargo, todo apunta a que él no se ha olvidado. No será en 2017, pero ya se dice que hay un acuerdo verbal para que en 2018 se produzca el traspaso del jugador. Solo un año más les separa, si todo va bien, esta eterna espera llegará por fin a buen puerto. Edurne y David tendrán que haber postpuesto sus planes tres años, pero, como siempre se ha dicho, más vale tarde que nunca.