Apuntad un dato más sobre el hombre del momento: Leonardo DiCaprio no da un paso sin sus amigos. Si hay hombres ‘enmadrados’, también existen los ‘enmigados’, los que viven rodeados de su círculo de colegas de toda la vida, que protegen a la estrella e, imaginamos, le hacen tener los pies en la tierra. Sí, también se benefician (en parte) de ser amigote de una estrella de cine, pero es algo totalmente secundario…
Leo tiene, lo que llamarían los americanos, un séquito. Gente que le acompaña a donde quiera que vaya y que son conocidos, principalmente, por ser los amigos de DiCaprio. Tienen hasta un nombre, los ‘Pussy Pose’, que viene del mote del que da cohesión al grupo (al actor lo llaman desde que era adolescente ‘pussy’, por ser todo un imán para las mujeres). Y con ellos estuvo celebrando su Oscar, ese que hemos festejado todos como si nos lo hubieran dado también a nosotros (desde luego, con qué poquito nos contentamos).
Entre sus amigos abundan los actores, cada uno con carreras más o menos sólidas pero todos ellos se han dedicado en algún momento al espectáculo, de hecho, así fue como surgió su amistad, recorriéndose cientos de cástings en la ciudad de Los Ángeles, donde todos sueñan con ser estrellas, o pertenecer al séquito de una, que, como plan B, tampoco está mal. Tobey Maguire, con el que estuvo en la ceremonia de los Oscar, Lukas Haas, Kevin Connolly… chicos que soñaron con la fama y que ahora la disfrutan de otra manera que no habrían imaginado.
A ellos, a sus verdaderos amigos, les dedicó el premio, y con ellos, y con su familia, se marchó a cenar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, Ago, después acudieron a la fiesta de Vanity Fair, para acabar en casa de Leo brindando por haber sido atacado por un oso.