“Cerrando círculos”, dice Kiko Rivera en una de sus publicaciones más enigmáticas, pero a la vez más significativas de todo su Instagram. El DJ, que dio un plazo de 24 horas para que su madre, Isabel Pantoja, se pusiera en contacto con él para aclarar todos los asuntos pendientes que desde hace meses les tienen separados, habría empezado a mirar al futuro sin vislumbrar en él un indicio de posible reconciliación.
“Ni por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia; sino, simplemente, porque aquello ya no encaja en mi vida”, continua explicando Kiko Rivera, que posa en la foto que acompaña su texto con gesto alegre, liberado. El marido de Irene Rosales sonríe de manera amplia y confiada a su nueva vida, una nueva vida en la que su madre parece no estar. Desde hace meses, la relación entre progenitora y vástago es inexistente. De hecho, ha ido de mal en peor, hasta llegar un punto en el que la decepción que siente el artista de electrolatino supera los momentos felices vividos con ella.
Kiko Rivera, tras dibujar una realidad de lo más oscura en la que vive sumida Isabel Pantoja; ofreciendo un retrato de una Cantora anclada en el pasado, triste y asfixiante, el DJ opta por coger aire y respirar. “Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo”, se dice a sí mismo, autoanimándose a continuar con su nueva vida. “Deja de ser quien eras y transformarte en quien eres”, termina diciendo como compromiso con su actual realidad.
Nueva etapa
Kiko Rivera se encuentra viviendo una nueva etapa completamente alejado del influjo materno. El DJ encuentra el mayor apoyo en Irene Rosales, “la mujer que me ha salvado la vida”, como ha repetido en un sinfín de ocasiones, y volcado en el cuidado de sus hijas. Ahora que los bolos y las actuaciones escasean debido a la situación sanitaria, su rutina se compone de cuidar a las niñas y promocionar sus temas vía redes sociales. Además de preparar éxitos musicales futuros.
“Estoy en una etapa en la que para ofenderme primero tendrías que importarme”, ha dicho hace escasas horas en Instagram donde los dardos afilados están muy presentes. Mensajes encintados sin un destinatario claro que siempre hacen pensar en la misma persona...