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En la mañana del 21 de abril, todas las miradas se dirigían hacia el Vaticano. El Santo Padre había fallecido, pero para la familia Hannover otra noticia les tenía más ocupados. A eso del medio día, a miles de kilómetros del epicentro de la actualidad, un muy recuperado príncipe Ernesto, caminando por su propio pie, abandonaba la madrileña clínica Rúber en la que había permanecido ingresado desde hacía dos semanas.
Ernesto de Hannover, todavía marido de Carolina de Mónaco, recibía el alta después de haber dejado atrás la gravedad de su estado de salud, que le llevó a permanecer durante varios días ingresado en la UCI.
Durante estas semanas, toda su familia se ha mantenido en vilo. Al menos, la que vive en Madrid. Su pareja, Claudia Stilianopoulos, hija de la desaparecida Pitita Ridruejo, no se ha separado de su lado. Incluso cuando no podía recibir visitas, ella acudía puntualmente a su cita en la clínica para recibir todas las novedades de los médicos.
Y es que, según los protocolos marcados por los facultativos, las personas que permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos no pueden ser acompañados por sus seres queridos; ya que permanecen en una atmósfera blindada en la que la única prioridad es su salud.
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A pesar de la angustia y del miedo, Ernesto ha respondido bien a los tratamientos impuestos y hoy ha podido regresar a casa. Una casa que nada tiene que ver con la de su anterior vida en el principado, ya que, desde 2021, está establecido en Madrid, donde vive junto a Claudia.
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El príncipe alemán, ataviado con una de sus clásicas camisas azules y chaleco verde, caminaba hacia su coche con un aspecto inmejorable. A su lado, Stilianopoulos vigilaba que todo transcurriera a la perfección.
La pareja de Ernesto no ha sido la única que ha pasado unas semanas en vilo, también lo han hecho su hijo Christian y su nuera Sassa. Christian ha estado acudiendo de manera regular a visitar a su progenitor, tanto con su mujer como con los hijos de ambos, tal y como fueron vistos por los fotógrafos el pasado fin de semana.