Hasta que llegó a ‘El Desafío’, no había mostrado otra faceta diferente a la deddeportista. Feliciano López (43 años) ha preferido no airear su vida privada. Ni siquiera hizo mención al respecto cuando Alba Carrillo contó sus aventuras y desventuras con el tenista en las revistas y programas de televisión del corazón. Tampoco cuando le interpuso una demanda exigiendo 500.000 euros de los seis meses que estuvieron casados en régimen de gananciales. Su nombre fuese objeto de polémica y le adjudicaron varias infidelidades durante su matrimonio. Pese a eso, su respuesta siempre fue la misma, el silencio.
Feliciano prefirió seguir dedicándose a cosechando éxitos en el tenis. Retirado desde junio de 2023 de la alta competición, el toledano está ahora volcado en su faceta como director del Mutua Madrid Open y en su faceta más personal, dedicándole tiempo a su mujer, la modelo Sandra Gago, y sus hijos.
El tenista administra su extenso patrimonio. Se desconoce lo que gana al frente del torneo, pero sí se sabe que durante los 25 años de su exitosa carrera como tenista se embolsó unos gananciales de 17,5 millones de euros. Buena parte de esa cantidad la invirtió en propiedades inmobiliarias de lujo en Madrid. Entre ellas, un piso en el cotizado barrio de Salamanca y una casa en Puerta de Hierro. O en la vivienda que reside junto a su familia en una urbanización en Monteclaro.
Se trata de un exclusivo chalet en Pozuelo de Alarcón, el municipio más rico de España cuyo metro cuadrado supera ya los 5.000 euros tras subir un 12,1% en tan solo un año. Con más de 1000 metros cuadrados de parcela y 600 de casa, la familia al completo vive en un auténtico refugio de lujo que cuenta con piscina, gimnasio y un hasta una sauna.
Decorada con tonos neutros y con predominio de blancos, negros y dorados, la vivienda se distribuye en tres amplias plantas. Lo más llamativo de esta vivienda no es ni su exclusiva ubicación ni su elevado número de metros cuadrados, sino su distribución. Cuenta con seis baños completos y un aseo para las cuatro habitaciones que tiene. Eso sí, todas ellas en suite y muy espaciosas. No llega a los 14 de Isabel Preysler en ‘Villa Meona’.
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La estancia rey es sin duda el salón, presidido por un bonito sofá morado aterciopelado que contrasta con otro en color beige. Cada uno de los rincones está decorado con mucho mimo, como en el que tienen un marco con una imagen de su gran boda junto a dos libros de arte y una gran vela tapada por una especie de jarrón de cristal en forma de campana. En este espacio en el que pasan tantas horas predomina el mobiliario en negro, presente tanto en las lámparas como en las mesitas auxiliares y que contrastan con el blanco de la alfombra central y del sofá. La estancia la completa una chimenea de leña, una gran televisión para ver los partidos de tenis, unos pufs y un aparador de madera.
La cocina está justo pegada porque, como parte de esa seña moderna y minimalista de la casa, cuenta con un concepto abierto en la planta principal. Optaron por las tonalidades en blanco con una gran isla central y por los grandes armarios panelados. Los electrodomésticos en acero inoxidable, destacando la nevera de doble puerta.
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Junto a la preciosa escalera de madera, un espejo que da la sensación de mayor amplitud. Subiendo se encuentra el dormitorio principal del matrimonio, que se caracteriza por tener una gran cama con canapé alto y textiles en blanco. Con su propio baño y un vestidor enorme, la estancia cumple con todos los requisitos que uno puede soñar. Cuenta además con una estancia única y exclusivamente para guardar sus trofeos y recuerdos más valiosos de su carrera. También tiene allí otros objetos a los que le tiene especial cariño, como el capote que le regaló Esperanza Aguirre. En la parte subterránea tiene una impresionante bodega junto a la sauna y el gimnasio en el que entrena cada mañana.
Un exterior de ensueño
El exterior de la mansión no es menos impresionante que su interior. Una majestuosa fachada en color marfil se impone entre la vegetación que cubre el chalet ante las miradas más curiosas, aportando esa intimidad que demanda el tenista para estar tranquilo en su casa.
La estructura de forma geométrica evoca un diseño futurista y minimalista. Cuenta con un gran jardín en el que se ubica la piscina que coronan la fila de tumbonas dispuestas en la zona que da a los grandes ventanales del salón. Además tiene un porche con sofás y sillas de mimbre, una cama balinesa y una chimenea para las noches más frías.
Una carrera de grandes sacrificios
Colgó la raqueta de forma profesional tras 25 años en la élite. Lo hizo después de ser derrotado, en junio de 2023, ante el alemán Yannick Hanfmann en los cuartos de final del Mallorca Open. Se merecía el descanso. Ha tenido una de las carreras más longevas del tenis al retirarse con 41 años. Ganó siete títulos ATP individuales y seis de dobles, además de acumular, entre 2002 y 2022, un total de 79 participaciones seguidas en torneos de Grand Slam, por delante incluso que Roger Federer. Puede presumir también de ser el tenista con más victorias en césped, 87. No le gana ni Rafa Nadal.
Su jubilación llegó tarde, pero su preparación la fraguó años atrás cuando a finales de 2017 se anunció que se convertiría en el director del Mutua Madrid Open, uno de los torneos más importantes. Decisión que, aunque tiene precedentes, extrañó teniendo en cuenta que seguía en activo al más alto nivel. El propio toledano lo confirmó, asegurando en una entrevista para la web del torneo que había sido "el cambio más radical" que había vivido.
"De estar solo, pendiente de entrenar, de cuidarme de mis partidos, de mí, de mi vida, he pasado a trabajar con más gente, a compartir ideas, a estar pendiente de cosas que no controlas, aprendiendo un montón de cosas nuevas de las que no tienes ni idea… Y también eso te hace darte cuenta de lo que hay detrás de un torneo como este, que cuando eres jugador se te escapa a veces un poco por egoísmo, otras veces por desconocimiento o, simplemente, porque no estás pendiente de muchas cosas", decía. Consolidado como director del Mutua Madrid Open, Feliciano López vive hoy de los frutos que cosechó durante años de esfuerzo en su carrera, pero sobre todo lleva esa vida tranquila que desea junto a Sandra Gago y sus dos hijos.